Cuando los herederos de YisraEl (Dios Pondrá el Príncipe), llegaron frente al Sinaí, Dios a través de Moshé, les da un muy importante anunció, como se aprecia en Éx.19.3
Y Moisés subió hacia Dios, y el Señor lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel.
Es interesante notar en este pasaje, que Hashem esta mandando a Moshe a dar dos mensajes a lo que parecen ser dos grupos; la Casa de Jacob y los hijos (herederos) de Israel. Lo que Hashem hace con este mensaje es mostrarnos su “atemporalidad”, él sabe que en un futuro el pueblo que ahora esta como uno frente al Sinaí, serán dos en nuestro tiempo.
Al dirigirse a la Casa de Ya’ akov y a los herederos de YisraEl, Hashem esta haciendo referencia a lo que ocurrirá casi 500 años después del evento del Sinaí, cuando estando en Canaán los hebreos se harán un reino que unirá las 12 tribus y que será regido en sus tiempos por tres reyes: Saúl, David y Salomón.
La Palabra nos enseña que debido a las faltas del Rey Salomón, Hashem dividió su reino en dos, un reino formado por las tribus de Judá y Benjamin, quienes pasaron a llamarse Casa de Ya’akov o Casa de Judá (Beit Yehuda) y el otro reino, fue formado por las 10 tribus restantes y pasan a llamarse reino de Israel o Casa de Israel (Beit Yisrael herederos de YisraEl), como lo describe 1Reyes 11.35-36,
pero quitaré el reino de mano de su hijo y te lo daré a ti, es decir, las diez tribus. Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga siempre una lámpara delante de mí en Jerusalén, la ciudad que yo he escogido para poner allí mi nombre.
Geográficamente la Casa de Judá se ubico en el sur de Canaán, con el territorio de la tribu de Judá y Benjamin y con su capital en Jerusalén. Mientras que las 10 tribus, Casa de Israel se ubican en el norte de Canaán, desde Samaria donde hicieron su capital hasta la frontera con Asiria.
La Casa de Israel rompió el Pacto con Hashem inmediatamente después de que fueran divididos como esta escrito en 1Reyes 12.28
Y el rey tomó consejo, hizo dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Es mucho para vosotros subir a Jerusalén; he aquí vuestros dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.
Producto del rompimiento del Pacto por parte de la Casa de Israel, y como esta escrito en el Pacto, vinieron las maldiciones sobre ellos y en el año 722 a. C. El Señor le puso fin al reino de Israel, Casa de Israel, permitiendo que los asirios los arrasaran y los enviaran a la dispersión, como se observa en 2 Reyes 17.6
En el año noveno de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria y se llevó a Israel al destierro en Asiria, y los puso en Halah y en Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos.
Al romper el Pacto, la Casa de Israel es esparcida por tierras de Asiria y allí durante años se fueron mezclando con la población nativa y generación tras generación muchos de los descendientes de aquellos que originalmente fueron capturados por los asirios se extendieron primero por el imperio babilónico y luego por el persa. Posteriormente, ya con el surgimiento de Europa, se expandieron hacia los cuatro puntos cardinales a través de los imperios griego y romano, para finalmente desde ahí, cruzar hacia América por el puente marítimo que inauguró Colón. Así perdieron su identidad como Casa de Israel y se cumplió la profecía de Ya'akov a Yoseph en Gn.48.19
Mas su padre rehusó y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; él también llegará a ser un pueblo, y él también será grande. Sin embargo, su hermano menor será más grande que él, y su descendencia llegará a ser מְלֹֽא־הַגּוֹיִֽם (melo hagoyim) multitud de goyim.
Debido a que en aquellos días de la dispersión la prioridad era sobrevivir, los padres de las 10 tribus dejaron de hacer algo que es fundamental para la preservación de las raíces de los herederos de Ya’akov, que es instruir a las nuevas generaciones acerca de su origen. Así se fueron alejando no solo de sus raíces sino de la Torah, y convirtiéndose en multitud de gentiles (goyim) dispersos por todo el mundo.
Debido a esto la mayoría de los rabinos de hoy enseñan que los judíos son el único pueblo de Dios, pero hacen mal al olvidar que ellos son la Casa de Ya'akov y que la Casa de YisraEl esta esparcida, pero mantiene la Fidelidad de Hashem y que ya se esta cumpliendo la profecía de los huesos secos de Ezequiel 37 que concluye "Entonces Él me dijo: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel".
También se olvidan de la inmutabilidad de Hashem y que su Palabra esta escrita para dos casas, Ez.37.16
Y tú, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: «Para Judá y para los hijos de Israel, sus compañeros»
Si en el Sinaí hace miles de años él nos acepto como un solo pueblo, él hoy no se arrepiente sino que mantiene su Fidelidad con los herederos de Israel o Casa de Israel, que venimos a ser todos los gentiles del mundo que escuchamos la voz (la Torah) y a las cuales Él vino a buscar como dice Mt.15.24
Y respondiendo Él, dijo: No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Si leemos este pasaje en su contexto podemos apreciar muchas cosas interesantes, primero observe que Yeshua viaja a Tiro y Sidón, territorio fuera de la tierra de Israel (a partir de donde están esparcidas las 10 tribus), en segundo lugar note que la mujer es gentil de nacimiento, es Cananea, Mt.15.22 y Sirofenicia Mrc7.26 y finalmente mire lo que le dice Yeshúa a la mujer “Oh mujer, grande es tu fe (fidelidad)”, Mt.15.28.
Lo que nos muestra Yeshúa en este pasaje es lo que ya expresó en Mt.15.24 y toma como ejemplo para todos nosotros a alguien, que sin saberlo pertenece a alguna de las 10 tribus esparcidas. Observe que es Yeshúa, quien saliendo de Galilea, va a tierra de gentiles paganos para encontrar a esa “mujer gentil” y mostrarnos que en el mundo hay gentiles de los que no se ha apartado la fidelidad de Hashem, porque son, sin saberlo, de la Casa de YisraEl, y Él los va a buscar para traerlos a su redil. Solo imagine cómo sería la vida de la Sirofenicia después de conocer al Sanador.
Yeshúa, Pastor de todos los que estuvieron en el Sinaí (espinos), continua buscando y restaurando a los descendientes de aquellos habitantes del Reino del Norte, que los asirios esparcieron entre las naciones y que hoy somos las ovejas perdidas de la Casa de Israel, como dice 1 Ped.2.25.
Pues vosotros andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas (ruaj).
Conclusión
Si usted y yo estamos escuchando Su Voz (estudiando su Torah) es porque somos descendientes de esas ovejas que descarriaron los asirios porque nuestros patriarcas de las 10 tribus rompieron el Pacto entregado a ellos en el Sinaí. Pero así como la Fidelidad de Hashem no se apartó de la Sirofenicia, así no se ha apartado Su Fidelidad de cada uno de nosotros y mantiene con nosotros el mismo Pacto dado en el Sinaí.
Entonces sabrán que yo, el Señor su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la casa de Israel, son mi pueblo declara el Señor Dios. Vosotras, ovejas mías, sois el rebaño de mi prado, hombres sois, y yo soy vuestro Dios declara el Señor Dios. Ez.34.30.
Yeshúa es el mismo que se presentó en la nube espesa del Sinaí y continúa llamando a sus ovejas descarriadas a que se acerquen a la montaña del Sinaí, como dice Ez.34.16
Buscaré la perdida, haré volver la descarriada, vendaré la perniquebrada y fortaleceré la enferma; pero destruiré la engordada y la fuerte. Las apacentaré con justicia.
Hoy día todo aquel que siente el llamado de Hashem sin ser un judío, es porque pertenece a alguna de las 10 tribus y esta siendo traído a su Sinaí desde cada rincón del mundo a donde fueron esparcidos. Escrito esta en Ezequiel 34:11-12
Porque así dice el Señor Dios: He aquí, yo mismo buscaré mis ovejas y velaré por ellas. Como un pastor vela por su rebaño el día que está en medio de sus ovejas dispersas, así yo velaré por mis ovejas y las libraré de todos los lugares adonde fueron dispersadas un día nublado y sombrío.
Y Juan.10.27, confirma
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen.
La voz de Hashem, Yeshúa, es la Torah y Su Testimonio, sino lo shema (escuchar para hacer) y no lo shomer (guardamos, protegemos) no lo conoceremos, no lo seguiremos y nos comportamos como “ovejas engordadas y fuertes”, alimentadas por su propio ego.
Nuestra identidad pertenece a la Casa de Israel y la Fidelidad de Hashem no se apartará de nosotros.
El misterio de Rom. 11.25 ya ha sido revelado y se esta cumpliendo.
Shalom
0 Comentarios