La Mujer Samaritana, Parte I

 

Muchas son las prédicas sobre la mujer samaritana, pero pocas son acertadas en cuanto a la enseñanza que Mashiaj nos quiere dar. Vamos a escudriñar otra perspectiva de la mujer samaritana.

Escudriñemos

Para una mejor comprensión de este escrito vamos a escudriñar desde Jn.4.1 hasta Jn.4.21, dividiéndolo el escrito en dos partes siendo esta la primera y teniendo en cuenta, que la enseñanza es sobre los judíos samaritanos y la situación personal de una mujer de ese pueblo, que defiende lo que se le ha enseñado.

En Jn.4.1-2, vemos que Yeshúa se enteró que los fariseos lo veían como una competencia en el bautismo y que él hacía más talmidim que Juan, aunque eran sus talmidim los que bautizaban. Esto nos enseña que los seguidores de Mashiaj crecían en la región de Judea y eran judíos que estaban aceptando la Besorah, es decir que Yeshúa era el “Ungido” esperado, esto era inaceptable para los fariseos y su ley judía, la Halajá.

Jn.4.3, nos enseña que Yeshúa, quizás para proteger,  los nuevos talmidim de Judea, decide regresar a Galilea con sus primeros talmidim. 

Jn.4.4 nos revela que para Yehoshúa, era necesario pasar por Shomron (Samaria). En tiempos de Yeshúa, la tierra de Israel, estaba dividida en tres porciones; Yehudah (judea) en el sur, en el centro estaba Shomron (Samaria) y en el norte se ubicaba Galilea.

Existían tres posibles rutas para llegar desde Judea en el sur a Galilea en el norte y viceversa. Una ruta era por la costa del Mediterráneo, otra por el centro usando los caminos de Shomron (Samaria) y la otra por el valle del Jordán que posiblemente era la más común. Yeshúa escogió conscientemente él camino del centro, Samaria. 

Recordemos que cuando Yeshúa envió por primera vez a sus talmidim los instruyó para que no fueran por caminos de gentiles (no se comporten como gentiles paganos) y no entren en ciudades de samaritanos (Mt.10.5) y también sabemos que los talmidim no aceptaban a los samaritanos, esto nos enseña que los talmidim, todavía no estaban preparados para llevar la Palabra a quienes consideraban inmundos (Lc.9.54). pero para Yehoshúa, que no hace acepción de personas (Lc.9.56), era necesario ir a través de Shomron.

En tiempos de Yeshúa, en la tierra de Israel no había un solo judaísmo;  habían, judíos saduceos, fariseos, esenios, galileos, samaritanos y fuera de Israel, estaban los judíos helénicos, los de Mesopotamia, Roma, etc, y entre todos esos judaísmos, existían diferencias. 

Lo que más dividía a los diferentes judaísmos era si respetaban o no la Halajá. que era la Ley Judía, enseñada por los fariseos en las sinagogas. Esta ley estaba compuesta por La Torah (Ley) dada por Dios a Moisés, la Torah oral que, según el fariseísmo se la dio Dios, verbalmente a Moisés y las tradiciones de los ancianos, en decir, era Palabra de Dios mezclada con palabra de hombre.

Los judíos samaritanos eran descendientes de las 10 tribus del reino del norte (1 Rey.12), para los judíos de Judea los samaritanos eran gente impura (tamé, inmunda, corrupta), ellos no podían estar habilitados para estar en la presencia de Hashem, básicamente por tres cosas: se habían mezclado con gentiles paganos (2 Rey.17.24), no eran enseñados en la ley judía, la Halajá (1 Rey.12.28), solo aceptaban los cinco libros de Moisés y se mantenían adorando “supuestamente” a Dios en un templo ubicado en el Monte Gerizim cerca de Siquem, donde tenían un becerro de oro (Deu.11.29, 1 Rey.12.25-28).

En retrospectiva Shomron (Samaria), era muy similar al mundo hoy, donde los creyentes están mezclados, entre adoradores de Hashem y adoradores a dioses babilónicos mediante imágenes, haciéndose profetas de ídolos, no siguen la Torah completa, sino la ley que sus líderes enseñan, pero todos creen ser salvos al estar adorando al Dios verdadero, en los lugares, que se les señala como casa o templo de Dios.

Para Yeshúa era necesario ir a través de Samaria, Él quería sacar de la confusión, corrupción o inmundicia (tamé) a los que él escogió entre los judíos samaritanos y habilitarlos (hacerlos Tahor, puros) para que pudieran estar en su presencia. Esta era una labor para la que sus talmidim no estaban preparados sino hasta después de que él asciende (Hech..8.4-5).

En Jn.4.5 vemos que Yehoshúa llegó a un pueblo en Shomron llamado Sh'khem (Sicar), este era el antiguo Siquem, donde muchos años antes,  había llegado Ya'akov (Jacob) cuando salió de Harán, escapando de Labán (Gen.33.18-19), este poblado esta en un valle desde donde se aprecia el Monte Gerizim (Jue.9.7).

En Jn.4.6 observamos que Yeshúa llegó exactamente al lugar en el que Ya’akov se había establecido. Debemos entender que allí Ya’akov se quedó bastante tiempo porque compró esa  tierra (Gen.33.19) y debió hacer un pozo para dar agua a su familia y sus rebaños. Yeshúa llegó a medio día, agotado del camino y se sentó al lado de aquel pozo.

Jn.4.7 nos muestra la llegada al pozo de una judía samaritana, que necesitaba agua, Yeshúa inicia la conversación con ella. Debemos ser conscientes que esto rompe mandamientos de hombre porque según la Halajá un hombre no debía hablarle a una mujer a solas, por eso sus talmidim cuando llegaron se asombraron (Jn.4.8, Jn.4.27).

Vemos entonces que Yeshúa,  inicia el diálogo pidiendo agua a la mujer,  esto debemos entenderlo como; el llamado de Yeshúa a un escogido. La judía samaritana reconoció, quizás por sus ropas, que Yeshúa era un judío no samaritano y reacciona al llamado de Yeshúa exponiendo las diferencias entre judíos samaritanos y judíos de Judá. Notemos que ella no rechaza una conversación con un hombre extraño y a solas, porque ella no era enseñada en la Halajá.

En Jn.4.9, no pierda de vista que el tema es el “agua” y aquí el simbolismo del agua es la purificación por la Palabra (Ef.5.26).  Al llamado que le hace Yeshúa, la samaritana le hace ver la diferencia que existe entre los creyentes, que creen en la Halaja, que es una mezcla de Palabra de Dios con palabra de hombre (judíos de Judá) y los creyentes samaritanos, que están seguros que siguiendo parcialmente la Palabra,  mezclándola con idolatría y adorando en cualquier lugar, son “salvos”.

En Jn.4.10 Yeshúa responde a la confusión de la creyente samaritana, haciéndole saber que Hashem (él mismo) tiene un regalo (inmerecido) para ella. Con esto le esta confirmando, que ella es una escogida por gracia, pero ha sido mal enseñada. Y ahora él mediante esa conversación (la Palabra, el agua), la esta habilitando (haciéndola tahor, limpia, pura), para mantenerse en su presencia.

Ella todavía no reconoce quien es Yeshúa, ni el regalo (la salvación) que le ofrece, porque ha estado muchos años en su enseñanza samaritana y no se da cuenta que él  ya la escogió y la hizo parte de la promesa (Gen.12.7). 

La judía samaritana es una creyente que acepta la existencia de Dios, pero por estar mal enseñada, no acepta su Palabra completa y por tanto, no entiende lo que le esta enseñando el mismo Dios al que ella dice adorar, por lo cual ella pregunta: “¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?" (Jn.4.11).

Debido a la enseñanza en la que ella ha crecido como creyente, la samaritana compara a un hombre,  Ya’akov con Yeshúa, expresando la idolatría por Ya’akov, quien les da agua a través de ese pozo.  Lo que ella aprendió es que,  un hombre les dio agua terrenal que les da vida y lo que le presenta Yeshúa, no es un pozo, sino un agua, que no se ve físicamente. Para la creyente samaritana lo que se ve es lo que da vida, es decir un agua terrenal (Jn.4.12).

En Jn.4.13, Yeshúa le hace ver, lo que ocurre a todo creyente, que sin escudriñar, permiten que sus líderes los confundan, con enseñanzas sobre tesoros (pozos) terrenales, que dan vida material en este mundo, por lo cual el creyente mal enseñado volverá nuevamente a tener “sed” de esos pozos (tesoros) y esa sed se volverá un ciclo, que no les permite tener “shalom”, paz.

Y en Jn.4.14, Yeshúa le enseña a la samaritana, que si ella acepta la Palabra,  Torah completa, es decir “agua” que Yeshúa da sin alteración "nunca más tendrá sed". Yeshúa le esta hablando del mundo venidero y le esta diciendo que si deposita la confianza en “su agua”,  su afán terrenal irá disminuyendo hasta sentir paz y no tendrá que ir con sed a un pozo (tesoro) a buscar esa paz. 

Yeshúa enseña, que eventualmente su agua (Palabra), se convertirá en un manantial dentro de ella y no tendrá que afanarse en buscar "pozos terrenales", porque el “pozo” estará en ella. Y cuando llegue el tiempo del juicio, ella será levantada y brotará para vida eterna, siendo agua pura (tahor), porque escrito esta: “nada impuro (tamé) podrá entrar en la Jerusalén Celestial” (Rev.21.27)

Jn.4.15, muestra que la samaritana empezaba a comprender que la Palabra de Hashem inalterada le podría traer shalom en este mundo y la vida eterna en el futuro y le pide a Mashiaj que le de de esa “agua”, para no estar en el afán de la vida terrenal. 

Continuar en La Mujer Samaritana, Parte II

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