Escudriñando Juan 4.1-21, hemos visto como Yehoshúa saliendo de Judea hacia Galilea, entró en Shomron, Samaria, y entabla una conversación con una mujer de esa región, desarrollo que vimos, desde Jn.4.1 hasta Jn.4.15 en la Primera Parte del escrito (La Mujer Samaritana, Parte I).
Siguiendo el relato llegamos a Jn. 4.16, donde vemos que, Yeshúa en vez de continuar corrigiendo la mala enseñanza que ha recibido la creyente samaritana, la envía que busque a su “ish” (hombre, marido) y regrese.
En Jn.4.17, la mujer responde que no tiene marido, a lo cual Yeshúa responde “¡Tienes razón!”. Y pasa en Jn.4.18 a recordarle como ha sido de afanosa su vida, con cinco maridos.
Lo primero que debemos ver de Jn.4.18 es que Yehoshúa quiere que la judía samaritana se dé cuenta como ha sido su vida en la búsqueda de una felicidad terrenal. Ella había tenido cinco maridos e iba por el sexto. Yeshúa conocía su vida y sabía que, el varón con el que se relacionaba en ese momento, tampoco iba a ser el marido que ella anhelaba, por eso le dice:”¡Has dicho la verdad!”
A través de este pasaje vemos a una mujer que ha tenido una vida difícil buscando shalom terrenal a través de un matrimonio estable o talvez de una familia estable.
No sabemos si ella era viuda, lo cual es probable, puesto que las mujeres se casaban muy jóvenes con hombres maduros. También era probable que fuera divorciada por cualquier razón (Mt.19.3), pero es difícil pensar que fuera una mujer adúltera, pues los judíos samaritanos respetaban y enseñaban, con base, en los cinco libros de Moisés y si esta mujer era adúltera, puede ser que no estaría viva de acuerdo a Deu.22.22.
Para una mujer judía, no tener hijos, era una carga que traía tristeza y repudio ( Gen.30.1, 1 Sam.1.6-8) y buscaban de alguna manera deshacerse de esa carga (Gen.16.1, Gen.30.3).
Yeshúa al enviarla por su marido, sabiendo que no tenía, le está y haciendo entender que ese hombre tampoco le traerá shalom. Esto es una enseñanza para muchos creyentes hoy día, que viven sus vidas, yendo día tras día a un pozo de agua material, buscando llenar un vacío en su vida con “tesoros”, como el amor de una pareja, prosperidad o riquezas materiales, pero el vacío continúa y volverán a tener “sed”, regresaran al mismo "pozo", porque no han bebido la verdadera “agua de vida”.
Jn.4.19, nos permite ver cómo la mujer crece en la fidelidad de Mashiaj y lo llama profeta, cuando ellos no tenían en sus libros sagrados a los profetas, pero sabían que Moisés dijo que vendría un profeta (Deu.18.15).
En Jn.4.20, la judía samaritana acepta las palabras de Mashiaj, pero vuelve a retomar lo que se le ha enseñado en cuanto a la adoración a Dios, diciendo que los antepasados de ella establecieron la adoración a Dios en el Monte Gerizim (Deu.11.29), pero los judíos de Judea la cambiaron a Jerusalén (1 Cro 22.1, 2 Cro 6.7).
Jn.4.21, muestra a Yeshúa respondiendo a la samaritana, que llegará el tiempo, cuando no habrá adoración a Dios, ni en el Monte de Gerizim, ni en el templo de Jerusalén.
Para comprender estas palabras de Mashiaj, debemos saber que Hashem no pidió una casa o un templo para su adoración ni en Jerusalén ni en Gerizim. La primera vez que Dios habló algo relacionado con altar y sacrificios, fue después de haber establecido los diez mandamientos. Él dijo “harás un altar de tierra para mí” y lo harás en todo lugar donde haga mención de mi nombre“ "y si lo haces de piedra, no usaras piedras labradas" (Éx.20.22-26).
Podemos pensar que esto lo dijo porque él sabia que a sus escogidos les tomaría tiempo dejar las practicas paganas. Sabemos los templos, son un concepto pagano, originado mucho antes que Hashem escogiera un pueblo y eran construcciones para servir de casa a un dios al cual habitaba entre ellos y le podían pedir favores, con lo cual se creaba un culto que se convirtió en desenfrenos carnales, que más tarde algunos creyentes siguieron (Deu.23.17, 1Rey 14-24, lev.17.7, Oseas 4.13).
Estos templos y cultos se iniciaron antes del diluvio con los nefilim (dioses caídos) y sus herederos (Gen.6.4) y continuó después del diluvio en Babilonia con Babel (Gen.9.11), donde mas tarde, Taré, padre de Abraham y de Nacor; servían a dioses caídos (Josué 24:2-3), por eso Abram (todavía no era Abraham), sin estar educado en la emunah (Fidelidad de Hashem), dio diezmo, porque él ya estaba acostumbrado a eso en los templos de Babilonia (Gen.14.20).
Hashem no quería ser adorado como cualquiera de esos dioses caídos, por tanto, el trajo su propio diseño de lo que seria un santuario físico para él (Ex.25.8) y las instrucciones de como el habitaría entre nosotros.
Volviendo al relato de Juan, preguntémonos, por qué los samaritanos adoraban en Gerizim. Pues porque 900 años antes de Mashiaj por iniciativa del rey Jeroboam, se construyeron sitios de adoración en lo que sería Samaria (1 Rey.12.25-28), pero no adoraban a Hashem sino a ídolos (dioses caídos), por tanto, fueron echados de la presencia de Hashem, es decir, Samaria se hizo tamé, inmundo, en otras palabras no podía estar habilitados para estar en la presencia de Hashem (2 Rey.17.22-23).
Y en cuanto al templo de Jerusalén, unos 950 años antes de Mashiaj el rey David sintió que no era justo que él viviera en una casa de cedros, mientras el arca de Dios “vivía” en una carpa en medio de cortinas (2 Sam.7.2). Esta iniciativa de David (1 Rey.8.17), creció cuando después del censo vino la plaga sobre el pueblo, y él empezó a reunir los recursos para la construcción de una casa para Hashem (1Cro.22.1). Pero el Señor no pidió esa casa (2 Sam.7.5-7).
Es muy importante que veamos que Hashem aceptó el gesto de David pero condicionó su aceptación de un templo en Jerusalén a que fuera una casa para reconciliación (2 Cro.7.12) y que más importante, que la exaltación del templo era la enseñanza de la Torah, por tanto, si abandonan la Torah, él echaría de su presencia (haría inmundo, tamé) ese templo (2 Cro.7.19-22).
Volviendo al relato de Jn.4.21, Yeshúa le esta diciendo a la judía samaritana que en el futuro no habrá adoración en templos porque tanto los adoradores de Gerizim como los de Jerusalén, no estaban adorando la presencia de Hashem. En Gerizim adoraban ídolos y hombre y en Jerusalén donde una vez estuvo la presencia de Dios a través del Arca del Pacto, ya no estaba el Arca y la adoración era a la belleza y majestuosidad del mismo templo y a los líderes que se encargaban de esa belleza con las ofrendas de los creyentes.
Ya en tiempos del profeta Jeremías, unos 600 años antes de Mashiaj, lo que era la casa de Dios, que diseñó David y construyó Salomón, era fuente de palabras engañosas (Jer.7.4, Jer.7.8-10) y cueva de ladrones (Jer.7.11).
Jeremías muestra, que la adoración a ídolos y hombre de Samaria, había sido quitada de la presencia de Hashem y lo mismo le ocurrirá a la adoración de edificio y hombre en Jerusalén (Jer.7.12-15). La profecía de Jeremías fue confirmada por Yehoshúa (Mt.21.13, Lc.21.5) y setenta años después de Mashiaj ya no hay templos ni en Gerizim ni en Jerusalén.
Conclusión
La judía samaritana representa a algunos creyentes de hoy día, los cuales, con la biblia en mano, van semana tras semana a un pozo, “templo” donde buscan beber agua que le quite la sed, pero solo le sirven “agua terrenal”, no de vida eterna y como la sed continua, regresa por esa misma agua que no lo sacia, sin que les enseñen que en sus manos (la Biblia) esta el agua de vida eterna, que lo convertirá en fuente de vida.
La samaritana escuchó y dejó su cántaro, su carga con la que buscaba saciar la sed terrenal día a día y acepto ser una enviada (apóstol) de Mashiaj, trayendo a otros creyentes confundidos a conocer la verdad (Jn.4.28-30).
También el relato enseña que la adoración no es en un sitio físico hecho con manos de hombres, en donde se idolatra, la belleza y majestuosidad, lugares donde no hay Arca del Pacto (agua de vida eterna), sino pozos de aguas de maldad (Jer.6.7) y amor a las cosas del mundo (1 Jn.2.15-16).
Los dos templos que se construyeron como Casa de Dios en Jerusalén; el de Salomón y el de los que retornaron de Babilonia, que remodeló Herodes, fueron destruidos porque no representaban el acercamiento a Hashem, sino a un culto de idolatría a lo material y al hombre.
Hashem no pidió templos, pero sabiendo que los escogidos estaban mal enseñados les dio desde el Cielo un diseño del Santuario, pero realmente el no habita en templos (Hech.17.24, 1 Rey.8.27), les dijo que si buscaban acercarse a él mediante sacrificios (búsqueda de reconciliación), lo hicieran en un lugar donde él altar fuera de tierra (adamah) y si lo hacían de piedras, estas debían ser rusticas.
Para comprender mejor lo espiritual de lo que dice Hashem con "adamah y piedras" debemos recordar que la adamah fue la porción de tierra que él separó para "bajar" la Jerusalén Celestial y poner allí al Adam (Gen.2.8) y las piedras sin labrar son el Adam que dentro del Gan Eden, no es corrompido por el "cincel" del mundo.
El simbolismo de esto nos lo revela 1 Pedro 2.5
También ustedes, como piedras vivas, edifíquense y pasen a ser un Templo espiritual, una comunidad separada de sacerdotes que ofrecen sacrificios (acercamientos) espirituales agradables (de reconciliación) a Dios por medio de Yeshúa HaMashiaj.
O acaso no sabemos que nuestros cuerpos son templos del Ruaj HaKodesh (1Cor.6.19).
El templo de Dios es el Cielo, la Eternidad y su pacto se mantiene allí (Rev.11.19) y no es un templo físico (Rev. 21.22).
Todo esto nos enseña, que el congregarnos en algún lugar, debe ser, para buscar acercamiento y reconciliación personal con nuestro Dios y que todo se haga para edificación (1 Cor.14.26), para conocerlo más a través del aprendizaje de su Palabra, no para idolatría de cosas materiales ni de hombres. Observe lo que dice Deu.31.11.-12
Cuando todo Israel haya venido a presentarse ante la presencia de Adonai en el lugar que él elija, leerás esta Torah delante de todo Israel, para que puedan escucharla. Reúne al pueblo, a los hombres, a las mujeres, a los pequeños y a los extranjeros que tenéis en vuestros pueblos, para que oigan, aprendan, teman a Adonai su Dios y se cuiden de obedecer todas las palabras de esta Torah.
Shalom
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