La Vida de Abram y los Nombres de Dios

 


A ojos y oídos de muchos, pareciera que Dios se muestra con muchos nombres, pero debemos recordar que cuando Dios se muestra lo hace con un nombre que revela un atributo de cómo es Él. Por lo que vamos a preguntarnos:

¿Cuáles son los nombres con que Dios se revela a Abram?

Escudriñemos

Es importante entender que los nombres según la gramática se pueden catalogar como sustantivos propios que identifican a un individuo concreto, pero también identifican al individuo según la fama que se le ha dado dentro de la familia, el lugar donde vive, cómo se comporta, etc. Así tenemos a Abram, cuya fama puede ser: “Abram el hijo de Teraj”, “Abram el caldeo”, “Abram el hebreo”, Abram esposo de Saray, etc.

También debemos comprender que Dios no es una persona sino una deidad, alguien no humano, que no tiene padres que le pongan un nombre, por lo que para saber su nombre, es decir, su fama, Él tiene que revelarse y lo hará dentro de una situación que esté ocurriendo, pero cuando lo haga será para intervenir en lo que este sucediendo. 

Escudriñando Gen.11, encontramos que dos años después del diluvio, la humanidad empezó a crecer  y  cuando habían pasado casi 300 años, nace Abram en Ur de los caldeos y por 75 años creció y vivió en lo que era el territorio de Babilonia. Fue enseñado por su padre en el servicio a los “Elohei ha’amim”, dioses de los pueblos, dioses extranjeros o ajenos (Josué.24.2). Pero a Dios le plació escogerlo entre los millones de gentes que debía haber en la tierra.

Dios se revela a Abram como Adonai (יְהֹוָה El Señor) y por gracia inmerecida lo escoge y le dice: “Anda para ti, de tu tierra, de tu familia y de la casa de tu padre”. Hashem le está pidiendo que salga del ambiente en el cual vivió por 75 años, él tenía que dejar la fama que adquirió en esa tierra idólatra, la fama que se había ganado con sus familias y amistades y la fama que le había creado su padre.  Anda para ti, significa dejar de ser lo que tu tierra y todos los que te rodean, incluyendo sus padres, han hecho de ti hasta el momento en que Dios te llame, para distinguirte del resto del mundo (Gen.12.1). 

Cuando Adonai (יְהֹוָה El Señor) escoge a Abram, él era heredero de las cosas terrenales de su padre y Hashem lo escoge teniendo en Su Mente una promesa, que le cumplirá en el futuro y que incluye tres cosas: Bendecirlo (injertarlo en Él), cambiar su nombre (cambiar la fama que le dieron, su tierra, los conocidos y su padre) y ser un medio para bendecir a otros (injertar a otros en Dios), (Gen.12.2).

Cambiar la fama que ha formado al Abram de 75 años, no es algo que se logra de un día para otro, por lo que vemos que Hashem tiene que revelarse ante él varias veces recordándole Su Promesa, como en un proceso de educación (Gen.12.7). Abram salió para él, pero anduvo por varios lugares hasta que se establece entre dos sitios; בֵּית־אֵל Beit El, Casa de Dios y un lugar llamado “עַי ‘Hai”, montón de basura (ruinas), en donde levanta un altar y clama a Hashem, quizás como lo haría con cualquier dios de Babilonia (Gen.12.8). Estar entre Dios y un montón de ruinas, que representa la religión a los dioses ajenos, nos muestra espiritualmente un Abram que inicia su educación con dudas a la fidelidad de Dios. 

En sus inicios Abram no había desarrollado una educación con Adonai como para consultarle o pedir ayuda en las situaciones que enfrentaba, así que en vez de acercarse a Dios, fue acercándose poco a poco a Egipto y le sobrevinieron experiencias que manejó de acuerdo a su fama, llegando incluso a entregar a su esposa por miedo a la muerte (Gen.12.9-16). Pero Dios no interviene para castigar a Abram, sino para que Abram tenga esa experiencia de duda y miedo, pero a la vez, vea cómo Dios lo saca de la situación en victoria (Gen.12.17).

Después de estar en Egipto, Abram muestra poco crecimiento en la educación que Dios le está dando y regresó a establecerse nuevamente entre la Casa de Dios y “la basura” (Gen.13.1-3).  En ese territorio de dudas, la familia de Abram pierde la paz, Lot que era como un hijo para Abram, fue seducido por las cosas terrenales, se separó de Abram y se fue a vivir con gente mala y pecadora contra Adonai (Gen.13.12-13).

Es posible que Abram estuviera triste por lo ocurrido con Lot, así que Adonai le habló para mostrarle la tierra que le daría a él y a su descendencia por siempre (Gen.13.14-15). Lo que le mostró Adonai fue la Jerusalén Celestial (la vida eterna) (Heb.11.10). Después de eso Abram creció en su educación y sale de la duda sobre la fidelidad de Dios, es decir, sale de estar entre “la casa de Dios y el montón de basura” y se establece en מַמְרֵא Mamré y allí levanta altar a Hashem. La palabra מַמְרֵא Mamré da el sentido de hacerse fuerte (fuerte en la educación que Dios le está dando).

Estando Abram fuerte en la educación de Dios, le sobreviene una experiencia, cuatro reyes irrumpen violentamente en el territorio donde vivía Lot y al llevarse un botín, se llevan también a Lot, por lo que, nuevamente Abram, pierde la paz familiar y lleno de preocupaciones se lanza al rescate de Lot, con 318 hombres, persiguiendo y venciendo a esos 4 reyes y sus ejércitos (Gen.14.14-15). 

A su regreso de la victoria, le salió al encuentro el rey de Sodoma, Bera’, que significa “hijo del mal” y también apareció ante él Malkitzédeq, que era rey y sacerdote para “אֵ֣ל“El”, (Dios) Poderoso, que es de ‘elyon, "de arriba”. Esto quiere decir que Malkitzédeq es un rey de Shalom (Paz) y sacerdote de Dios Arriba, del Dios Poderoso del Cielo. Malkitzédeq es la revelación de lo que será Abram y su descendencia según la promesa de “ser reyes y sacerdotes” (Éx.19.6), la cual se confirma en 1 Pedro 2.9 y se cumplirá cuando Hashem regrese (Rev.5.10).

Abram estaba frente a una nueva experiencia: decidir ¿a quién servir?, a Bera’, el rey y sacerdote del “Maligno” ó, a Malkitzédeq, el rey y sacerdote del “Poderoso". Pero Malkitzédeq, sin que Abram lo pida, toma la iniciativa y bendijo a Abram, es decir, lo injertó en Dios, lo cual es hacerlo hijo adoptado del “Poderoso”. Con esto Abram entendió que la victoria contra los 4 reyes y sus ejércitos no fue por su fuerza y sus 318 hombres, ni por ningún “dios ajeno que él conociera”, entonces hizo lo que sabía hacer en Babilonia, dio el diezmo (Gen.14.19-20), pero esta vez lo dio al “Poderoso” de “arriba”, como reconocimiento de que es superior a todos los dioses de los reyes de la tierra

Por eso cuando Bera’, rey y sacerdote del “Maligno” trató de seducir a Abram con riquezas, este se negó alzando las manos para jurar que no aceptaría las riquezas procedentes del “heredero del mal” (Gen.14.22-23).

A partir de ese momento, Abram se reconoce a sí mismo como un hijo adoptado con un padre que lo ha estado protegiendo aunque él no lo conocía, por eso Adonai le dice: “'No temas, Abram. Yo soy para ti un מָגֵן maguén (escudo), tu premio será muy grande”. Es como un padre prometiendo y cumpliendo lo necesario para que él hijo se eduque y pueda llegar a donde debe llegar, al premio, a la vida eterna (Gen.15.1)

Pero todavía, aunque ha sido adoptado, Abram no comprende cómo puede tener heredero si él no tiene hijo, es un hombre mayor con una esposa anciana y estéril, entonces Adonai le dice: “mira al cielo” y cuando lo hizo, no vio estrellas sino una multitud incontable, lo cual lo impactó tanto que exhibió fidelidad a lo que le decía Hashem. Entonces entendió y confío que Dios le daría una descendencia tan grande como el número de estrellas en el cielo, así que, exhibió que Dios era fiel para cumplirle la promesa y Dios lo justificó (Gen.15.5-6)

Ser un justificado por Dios, es alguien a quien Dios considera “no culpable”, es alguien que entrará al juicio con la fama de “no ser pecador". Ahora Abram, era un hijo adoptado y declarado no culpable. Llegar a ser justo es un proceso que implica que Abram a partir de ser justificado debe empezar a vivir su vida como un temeroso de Dios y apartado del mal.

Una vez que Abram ha iniciado su proceso de justificación, Hashem le confirma el propósito de haberlo sacado del país de los caldeos y ese propósito es que herede la vida eterna (Gen.15.7) y para que lo logre Él será su maguén (escudo).

Abram en su “humanidad" pide a Dios que le confirme el cumplimiento de la promesa, la simiente que vendrá de él. Esto es una muestra de que Abram ha iniciado su proceso de justificación, pero que no que está justificado, entonces Hashem para confirmar Su Promesa, usa el sacrificio de animales como sello de un pacto, cosa que le era común a Abram y que significaba que dos personas sacrificaban animales y pasaban por medio de los animales muertos confirmando que si alguno de los que pactan no cumple o falta a la promesa, tendrá que morir igual que los animales sacrificados. El sacrificio era la garantía del cumplimiento del pacto(Gen.15.9-10) 

Hashem hizo que Abram no participara del sacrificio, porque Él conoce las “flaquezas” humanas, por tanto, el Pacto fue sellado solo por Dios (Gen.15.9-21). El Pacto, es el Pacto Eterno “Yo seré su Dios y ustedes mi pueblo” (Gen 17.7, Jer.32.38, Rev.21.7). Con esto Abram dejó atrás cualquier pensamiento en dioses babilonios. Este sacrificio para el Pacto Eterno es un simbolismo del Sacrificio de Mashiaj, con el cual todos los que somos descendientes de Abram, según la promesa, gratuitamente somos hechos hijos adoptados (Rom.3.24).

A pesar del crecimiento educativo de Abram, las “flaquezas” humanas lo llevaron a olvidar la promesa de Dios aceptando tener un hijo fuera de la promesa. Esto le trajo nuevamente, falta de Shalom en su casa (Gen.16.5).

A partir de eso Abram vivió 13 años con una nueva fama, “Abram padre de Ismael", nombre que es una fama sin Shalom (Gén.16.15). Cuando Abram tenía 99 años Adonai se le presento nuevamente, pero con un nuevo atributo אֵ֣ל שַׁדַּ֔י “El” “Shadday”, que puede traducirse, Dios todo suficiente. Esto es un acto de Dios para determinar el cambio definitivo de la fama de Abram, por eso le dice: “anda en mi presencia y sé tamin” (Gen.17.1).

Es como si Dios le dijera a Abram, “llevas 75 años andando según te formaron y 24 años andando para ti, ya es hora de que andes para mí, porque yo soy todo lo que tú necesitas”

Anda para mí (para Dios), significa dejar de ser tú, para que el mundo te distinga entre tanta maldad como distinguió a Noé en medio de tanta maldad, como un varón “tzadik” (justo) y “tamim” (apartado del mal). “Anda para mí” es ser tzadik, vivir la vida siguiendo las instrucciones de Dios sin cuestionarlo y provocarlo, y ser un tamim es alguien que se distingue por ser apartado de la maldad que vive el mundo, pero esto no lo podía hacer Abram por sí mismo, por lo que Dios tiene que ser un “maguén” un escudo para él y enviar su “Ruaj”, su Mente, para que él pueda conocer profundamente a Dios y ser transformado para que se distinga amando a Hashem su Elohim con toda su mente y con todo su cuerpo y con todos sus recursos (Deu.6.5).

Después de presentarse como “El” Shadday, Dios se revela nuevamente a Abram como Elohim para reafirmar Su Pacto, porque ya Elohim no lo vería más como Abram, sino que le crearía una nueva fama, un nuevo nombre; Abraham “padre de multitudes de gentiles” (Gen.17.1-5). Así quedó atrás la fama de Abram, el que andaba para otros y para él, y empezó el nuevo Abraham, el que andaría para Dios, con toda su mente, cuerpo y recursos. Después de esto se le confirma el Pacto y la Promesa de Dios: “te daré a ti y a tu posteridad la tierra” y “yo seré el Elohim de los tuyos” (Gen.17.8). 

Elohim también cambió el nombre de Saray para que entrara en el Pacto y la Promesa (Ge.17.15), pero cuando Elohim les dice que la promesa se cumplirá a partir de un nacimiento que engendraran en ancianidad y esterilidad; Abraham y Sara, se rieron (Gen.17.17, Gen.18.12) dando a entender lo duro que es la mente humana para “andar para Dios”, Dios dejó de mostrarse como Elohim y volvió a mostrarse como Adonai (יְהֹוָה El Señor) (Gen.18.1).

Cuando la maldad de Sodoma y Gomorra colmo a Hashem, esto también trajo falta de paz en la familia de Abraham, porque un ser querido estaba metido en ese mundo de maldad, pero Hashem se presentó ante Abraham como Adonai (Hashem, Señor) para mostrarle que ese nombre representa el justo Juicio de Dios para los no justificados (Gen.18.19-20). Y cuando les hizo la promesa del nacimiento de Yitzjak lo hizo como Adonai, pero la cumplió como Elohim (Gen.21.1-2).

Cuando Elohim les dio milagrosamente a Yitzjak, la educación de Abraham creció tanto, que los gentiles lo distinguen como heredero de Elohim (Gen.21.22-23) y él reconoció a Hashem como אֵ֥ל עוֹלָֽם “El Olam” Dios Eterno (Gen.21.33). El hecho de que Abraham se distingue por Elohim entre los gentiles y él mismo reconozca a Dios, como “Dios Eterno”, parece significar la graduación de Abraham en la “‘emunah”, educación en la fidelidad de Dios.

Abraham creció tanto en su “‘emunah” que estuvo dispuesto a exhibir la fidelidad de Dios, ante una de las experiencias  más difíciles que puede tener un padre, el sacrificio de su hijo único. Esto se lo pidió  Elohim (el amor) (Gen.22.2), “entrégame a tu hijo unigénito”, esto es lo mismo que haría Elohim muchos años después viniendo al mundo a sacrificarse como Yehoshúa HaMashiaj.

Al tercer día llegaron al lugar y en ese día, el tercero, hay un simbolismo de la resurrección de Yitzajak. Abraham exhibiendo la fidelidad de Elohim preparó la muerte de su hijo y cuando Yitzjak le preguntó por el cordero para el sacrificio, Abraham contestó “אֱלֹהִ֞ים יִרְאֶה, Elohim Yireh”, “Dios verá”, como dando a entender, Elohim, el amor entrañable tiene el control de todo (Gen.22.8). 

La exhibición de fidelidad de Abraham era tan evidente que hizo todo lo que estaba en sus manos para cumplir las instrucciones de Elohim sin dudar, porque él sabía que Elohim es inmutable y si Él le dijo: “en Yitzjak te será llamada simiente” (Gen.21.12), Él no quebrantará su Palabra y aún si Yitzjak muriera, Poderoso es Elohim para resucitarlo y cumplir su Promesa (Heb.11.19). La promesa era inmutable porque a través de la descendencia de Yitzjak, de quien vendría Israel, vendría después la Simiente, Mashiaj en quien serán injertadas cualquiera de las familias de la tierra (Gén. 22:18; 26:4).

La experiencia era para que Abraham se diera cuenta que ya no andaba para otros, ni para él, sino para Elohim y por eso lo llevó hasta la cordillera de Moriah donde años después se construiría el templo (2 Cro.3:1) y después ocurriría el sacrificio de Yehoshúa, nuestro cordero en el gólgota  (Mrc.15.22). 

Elohim no estaba “probando” a Abraham, Él estaba mostrándole Su Amor Entrañable para revelarle lo que haría por quien el llame a “andar para Él”. Cuando Abraham “levantó los ojos”, pudo contemplar el carnero (Mashiaj), que sería sacrificado por el pecado de todos los descendientes de Abraham (Gen.22.13), por eso Yeshúa mismo dice: “Abraham se alegró de que habría de ver mi día; entonces lo vio y se alegró muchísimo" (Jn.8.56), por eso dice; “Él, Hashem será visto, por eso se dice: ‘el Yom’ (el Día) en el monte de Hashem será visto (Gen.22.14). Elohim le mostró su sacrificio y su segunda venida.

Abraham dio un nombre a aquel lugar, no a Elohim y llamó al sitio del sacrificio con dos nombres: Elohim Yireh (Gen.22.8) y Adonai Yireh (Gen.22.14), ambos quieren decir, Elohim y Hashem verá o se verá. Es interesante ver como Abraham lo reconoce primero como Elohim Yireh y después Hashem Yireh, para enseñar de la primera y segunda venida de Yehoshúa, la primera como Elohim, el Amor y la segunda como Hashem, el Juicio.

Después de esa experiencia Adonai confirmó a Abraham su promesa y lo que ocurriría al fin de los tiempos  “y tu simiente poseerá las puertas de sus enemigos”, esto se refiere a la segunda venida de Yeshúa (Gen.22.16-18).  

A partir de entonces Abraham persevero en vivir entre el Amor y la Justicia de Dios haciendo que sus decisiones estuvieran en la voluntad del Señorío y el amor de Elohim, por eso cuando envía por una esposa para Yitzjak lo hace jurando por Hashem, Elohim de los cielos y de la tierra y esta seria la fama que lo distinguió del mundo en su vejez, por eso su siervo lo distingue como Abraham (hijo) de Elohim, cuando dice: Adonai, el Elohim de mi señor Abraham (Gen.24.27).

Conclusión

¿Cuáles son los nombres con que Dios se revela a Abram?

Dios se revela a Abram como Hashem, como Elohim y como "אֵ֥ל” “EL”, Dios.

Lo importante es comprender que cuando se le revela como Hashem es para justificarlo, cuando lo hace como Elohim es para entregarle Promesa y cuando lo hace como “Él” es para mostrar dos de sus atributos; el Poder y la suficiencia sobre todo lo que hay en la tierra.

El relato de Abraham es la historia de todos nosotros que somos escogidos entre millones y entre los cuales llevamos años con etiquetas de nombres que nos ha impuesto los que nos rodean y el mundo, dándonos famas que nos hacen dudar de la fidelidad de Dios y buscamos establecernos entre lo que hemos aprendido en este mundo y lo nuevo que Él quiere enseñarnos. 

Abram igual que nosotros no fue un padre de la fidelidad o de la fe como lo llaman, realmente el Padre de la fidelidad es Hashem que, viendo los vaivenes de Abram, no lo abandonó, sino que se hizo un escudo para él, lo adoptó, lo justificó y cuando vio que ya era suficiente, lo hizo andar para Él con un nuevo nombre, Abraham para que haga más adoptados para Hashem y se distingan todos como hijos de Elohim con derecho a recibir la herencia prometida.

Shalom




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