Los Tres Reyes Magos son personajes extraídos del relato bíblico del nacimiento de Yeshúa HaMashiaj tomados del libro de Mateo, capítulo 2. Pero el problema es que la narración bíblica no dice que sean reyes, ni que eran tres, ni que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar. Entonces nos surge la pregunta:
¿Qué nos quiere enseñar la Biblia con este relato?
Escudriñemos
Lo primero que encontramos al escudriñar el asunto, es que solamente Mateo hace mención de este evento iniciando en Mt.2.1
Después de que Yeshua nació en Beit-Lejem en la tierra de Yahudáh durante el tiempo en que Herodes era rey, unos magos del oriente vinieron a Yerushalayim.
Note que no hay referencia a que eran reyes, tampoco dice que eran tres y mucho menos se mencionan sus nombres.
Lo que se relata después de la mención de “unos magos”, es que ellos preguntan “¿Dónde está el recién nacido Rey de los judíos? Porque vimos su estrella en el oriente y hemos venido a postrarnos” (Mt.2.2)
Esta porción es muy reveladora, nos dice que los magos saben que Rey de los Judíos nació en la tierra de Yehuda (Judá), pero no saben exactamente dónde, por eso llegan a Jerusalén en busca de información. Y dicen que vieron “su estrella”, no que la siguieron desde el oriente.
Para entender toda la enseñanza debemos regresar al libro de Daniel recordemos que los judíos (habitantes de Judea) fueron exiliados al oriente (Babilonia) y recordamos que Nabucodonosor rey de Babilonia tuvo un sueño perturbador (Dn.4.4-5), por lo cual, pide intérpretes entre “los encantadores y los magos, y los hechiceros y los caldeos (babilonios)” (Daniel 2:2). Los “magos” es un término persa antiguo que describía a los sacerdotes zoroastrianos. Persa es Babilonia después del rey Ciro.
Daniel demostró ser el mejor intérprete en Babilonia, lo que le valió que fuera nombrado el “líder” de los “encantadores, magos, caldeos y hechiceros” (Daniel 5:11). Teniendo como base este hecho, es posible que Daniel influyera en esos magos y hechiceros de oriente (Babilonia).
Daniel estuvo mucho tiempo a cargo de todos los sabios de Babilonia y pudo haber creado una escuela de Torah y hacer talmidim a algunos sabios que dejaron las practicas de hechicerías. Es posible que unos 500 años antes de Mashiaj sabios gentiles de Babilonia aprendieron a través de Daniel sobre las profecías, especialmente las dadas por Hashem a un mago de Babilonia igual que ellos, es decir, Balaam, a quien Dios le reveló que una “estrella”, saldría de Judá (de los judíos) y será Rey de Israel (Num.24.17).
Daniel también debe haber enseñado que Adonai vendría en forma de niño (Isaías 9:6-7) y nacería en el territorio de Yehudah (Judá) (Miq.5.2), se levantaría como una “luz” (Isaías 60:1) y los gentiles irían a “luz” llevando sus riquezas en caravanas y estas riquezas incluyen “oro e incienso” (Isaías 60.1-6). A los reyes se les ofrecía como regalo una resina aromática, “mirra” (1 Reyes 10:25, 2 Crónicas 9:24), porque era de gran valor comercial (Génesis 37:25). Por lo tanto, es apropiado que los sabios caldeos ofrecieran mirra a Yeshúa, el Rey de los judíos.
Dicho esto, regresemos al relato de Mateo y veremos que el rey Herodes se enteró de la llegada de los "magos" se puso muy agitado, al igual que todos los demás, (Mt.2.3). Esto debe ser porque la ciudad se agitó con la llegada de una gran caravana de oriente. Un detalle no menos importante es que si Yeshúa nació un 25 de diciembre, esta caravana debió hacer el viaje en invierno, cosa que en ese tiempo hubiese sido muy improbable.
Entonces Herodes llamó a los principales sacerdotes y a los maestros de la Torah, para consultar sobre la profecía del nacimiento del Mashiaj, esto es porque Herodes, aunque era rey de los judíos, él no era judío, por lo, que los maestros de Torah tienen que explicarle que de acuerdo a la profecía el Mashiaj nacería en Beit-Lejem (Casa del Pan) en la tierra de Yahudáh, (Miq.5.2).
Herodes mandó llamar a los magos, para que se reunieran en privado y les preguntó sobre la estrella. Luego los envió a Beit-Lejem con estas instrucciones: “Buscad cuidadosamente al niño; y cuando lo encontréis, avisadme, para que yo también vaya a adorarlo (Mt.2.7-8)
Vemos en Mt.2.9, que después de escuchar al rey, los magos se fueron; y la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos hasta que llegó y se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
Los “magos de oriente”, llegaron a Beit Lejem porque los sabios de la Torah en Jerusalén, a través de Herodes le dieron la dirección, ellos, habían sido enseñados en Babilonia que una “luz” se levantaría en Judá, pero “ese conocimiento”, es la estrella que los guía, sin embargo el territorio de Judá era grande y ellos no estaban seguros, en que ciudad de Judá nacería la “luz” y eso se los informó la Torah por medio Herodes. Al ser informados que la “luz” nacería en Beit Lejem, entonces es que se detiene la búsqueda, se detuvo la “estrella”.
Por eso vemos que Mt.2.10 confirma lo siguiente: “Cuando vieron la estrella se llenaron de mucha alegría”
Note que no se refiere a una estrella literal, sino a Mashiaj y al entrar a la casa (con mucha alegría) cumplieron la profecía; que los gentiles irían hacia la “luz” (Isaías 60.3). Y cuando entraron en la casa le vieron cara a cara y se postraron en reverencia entregando la “riquezas” de los gentiles (Isaías 60.6-7)
Conclusión
¿Qué nos quiere enseñar la Biblia con este relato?
La enseñanza no trata tres reyes, porque la Biblia no dice cuantos eran, tampoco habla de sus nombres, ni color de piel, ni que eran magos en el sentido de hacer magia. Lo que enseña el relato es el simbolismo del cumplimiento de la profecía por la cual los gentiles serán injertados en el Rey de Israel.
Más concretamente es sobre la plenitud de los gentiles del mundo que están siendo educados en la Torah y están siguiendo la “estrella” y que la Torah siempre les dará la dirección para encontrarlo.
Es una enseñanza de cómo; el gentil se aparta de la magia y la hechicería mundana, para entregar a Hashem las riquezas que amaba en el mundo a cambio de su Amor Entrañable.
También enseña sobre la alegría de entrar a su Casa y verlo cara a cara.
Shalom
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