Para muchos de nosotros es desconcertante el pasaje de Jn.20.17 que en la mayoría de las Biblias se traduce como: "Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios".
La pregunta es ¿Qué quiso decir Yeshúa con estas palabras?
Escudriñemos
Para escudriñar este texto es importante atender a los detalles y haber comprendido el significado del Yom HaKipurim, Día de Expiaciones, que se desarrolla en el Libro de Levíticos Cap.16.
Lo primero que debemos notar es que Myriam de Magdala llegó a la que había sido la tumba de Yeshúa cuando todavía estaba oscuro, siendo el primer día de la semana después del Shabat y era el tercer día, después de que Él había sido crucificado. Esto nos dice que Mashiaj había resucitado en Shabat y estaba con su cuerpo incorruptible muy temprano en la mañana del primer día de la semana (domingo).
Myriam, al llegar a la tumba se quedó afuera llorando y cuando escuchó la voz de su maestro, no pudo reconocerlo porque para ella y todos los talmidim, Yeshúa había muerto, ellos no habían llegado a entender lo que enseñaban las Escrituras al respecto. Por esta razón Yeshúa le hace dos preguntas a Myriam: ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?. Se puede ver que Yeshúa quería que Myriam recordará sus enseñanzas,
¿Por qué estás llorando? era decirle a Myriam, “recuerda lo que está escrito sobre mi” y preguntarle ¿A quién buscas? era como preguntarle ¿si estaba escrito, que Él tenía que resucitar, por qué buscas entre los muertos? Pero los talmidim estaban tan seguros de la muerte de Yeshúa que Myriam no atendió las preguntas sino que desconociendo a su maestro lo confundió con alguien que podría estar cuidando aquella huerta donde se encontraba la tumba.
Es comprensible que Myriam no reconociera a Yeshúa porque la última vez que lo vio, su cuerpo estaba totalmente desfigurado, pero si hubiera recordado sus enseñanzas y la Torah, tal vez no lo hubiera buscado como un cadáver sino como resucitado y en vez de llorar, tal vez pudo clamar que se le revelara vivo, pero en vez de eso siguió preguntando por un muerto.
No fue hasta que Yeshúa la llamó por su nombre, que vino a ella la revelación del Yeshúa vivo y exclamó en Hebreo: '¡Rabbani!' (Esto es, 'Mi Maestro'). Myriam, al ver a su querido maestro presuntamente muerto pero ahora vivo, intentó abrazarlo, pero Él, enfáticamente le dijo que no podía tocarlo porque aún no había ascendido a su Padre.
Para comprender por qué Yeshúa no permite que Myriam lo toque, debemos entender que con su muerte y resurrección, Yeshúa se convirtió en el Sumo Sacerdote de un pacto sacerdotal mejorado, uno que no era según el sacerdocio levítico, sino uno según un sacerdocio celestial. Esto se nos explica en la Carta a los Hebreos, que enseña que Yeshúa viniendo del Cielo, se hizo semejante a nosotros para ser nuestro fiel Sumo Sacerdote y así lo explica la carta en muchos de sus capítulos.
Otra cosa que es importante comprender es que según las Escrituras (Ex.28, Ex.29) a un sumo sacerdote se le consagraba con sacrificio y una nueva vestidura, ceremonia que duraba siete días en los cuales al sacerdote se le prohibía entrar en contacto con cualquier cosa que estuviera ceremonialmente impura para evitar ser descalificado de entrar ante la presencia de Dios en el Lugar Santísimo.
No sabemos cómo Myriam lo podía contaminar, pero alguna de las razones podrían ser que ella estuviera en su ciclo menstrual o por haber entrado en contacto con la tumba donde estuvo Mashiaj. Realmente la Biblia no lo explica, pero sí expresa que Myriam podría contaminarlo y atrasar su consgración antes de que Él cumpliera los siete días.
Yeshúa no acepta que Myriam lo toque porque como él mismo dice: “todavía no he regresado a mi Padre”, está diciendo “no me toques, porque todavía no he entrado al Lugar Santísimo”, es decir, al Cielo, al “Aba”, al Origen de donde había venido.
Después que Yeshúa le explica a Myriam la importancia de no tocarlo, le dice: “Pero ve a mis hermanos, y diles que Yo voy a mi Padre y al Padre de ustedes, a mi Elohim y al Elohim de ustedes”
Notemos que Yeshúa no les envía un mensaje de maestro a talmidim, sino de un hermano a sus hermanos. Con esto les está confirmando que han sido hechos coherederos de la herencia de vida eterna y les manda a decir que Él retornará a su Origen (Padre), es decir, al Cielo, pero también les confirma que ellos siendo sus hermanos tienen el mismo Padre, el mismo Origen, que es el Cielo. Y cierra el mensaje diciéndoles: “Voy a mi Elohim”, está diciendo; “voy a mi Plenitud de Poderes”, y agrega; y a la plenitud de poderes de ustedes.
Con esto esta diciendo lo que dijo el Rey David, que cuando se despertara seria semejante a Él y también se refiere a lo que dice Shaul en 1Cor.13.12, que dice que veremos a Elohim cara a cara por tendremos plenitud de mente.
Myriam llevó el mensaje, pero al final de ese mismo día Yeshúa en su cuerpo incorruptible se reveló a sus talmidim cuando estaban reunidos a puertas cerradas y se paró en medio de ellos, pero la Escritura no dice que lo tocaron, sino que Él les mostró sus heridas para que ellos despejaran cualquier duda de su resurrección y de que a partir de ese momento, Él sería nuestro Sumo Sacerdote, pero Tomas no se encontraba con ellos ese momento.
Cuando llegó Tomas, los talmidim le contaron sobre el encuentro con Yeshúa pero él no aceptó la resurrección de Mashiaj, entonces ocho días después, estando los talmidim reunidos a puerta cerrada y con ellos Tomas, Yeshúa se presentó en medio de ellos, entonces le dijo a Tomás: “Pon tu dedo aquí, mira mis manos, pon tu mano en mi costado. Que no te falte la fidelidad, sino: ¡exhibe la fidelidad!”
Y Tomas respondió “¡Mi Adón y mi Elohim!”
Conclusión
¿Qué quiso decir Yeshúa con estas palabras?
Con estas palabras Yeshúa quería expresar el inicio del pacto sacerdotal mejorado y que nada ni nadie se lo podía atrasar, incluyendo a sus propios talmidim, quienes por dos días se angustiaron hasta casi perder la esperanza de la herencia, pero Yehoshúa al tercer día como estaba escrito les mostró la herencia ly al octavo día les dejo que palparan la herencia (el cuerpo incorruptible).
Con su sacrificio y resurrección Yehoshúa se convirtió en nuestro Sumo Sacerdote y regresó a su Origen, al Lugar Santísimo, donde está a la espera de que todo lo que su Ruaj (Mente) ha establecido se cumpla, para retornar como Rey y tomar con Él a sus escogidos para regresar al Origen, al Cielo y que lo conozcamos tal como es, es decir, como Elohim, porque seremos como Elohim.
Shalom
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