Navidad Parte II, El Nacimiento de Yeshúa

 


Introducción

La Navidad para todos los que la celebran es una tradición donde se realizan reuniones, intercambio de regalos, banquetes y fiestas que inician con una cena el 24 de diciembre y concluye el 25 de diciembre con el nacimiento del “hijo de Dios”, se cantan villancicos y se adorna un árbol de navidad con la estrella que guió, de acuerdo a los historiadores cristianos, a los reyes magos a su encuentro con el “niño Dios”.


En en mundo romanizado, desde tiempos muy antiguos con la llegada del solsticio en octubre empezaban una serie de fiestas que inician con la fiesta de los muertos viniendo a llevar vivos al mundo de los muertos, luego el mundo romano entraba a celebrar en diciembre las fiestas al dios Saturno hasta llegar al 25 de diciembre, fiesta de las “Nativitas”, que era  la festividad en la que se celebraba el nacimiento del dios Sol. Después de esto venían en enero las fiestas al dios Jano.  En el año 274 d.C, el emperador romano Aureliano oficializó de forma definitiva el 25 de diciembre como el día del nacimiento del dios Sol Invicto, la divinidad principal del Estado Romano.

El Nacimiento de Yeshúa.

Cuando Yeshúa nació el imperio romano representaba las 70 naciones de la Biblia con todos sus dioses y un remanente de los sacados de Egipto, que honraba al Dios Verdadero. 

La primera mención que hace la Biblia de que Yeshúa nacería en este mundo, es justo después que el Adversario confundió a la humanidad para mezclarla, esto se aprecia en Gn. 3:15. Ahí, Dios anuncia que los descendientes de la mujer confundida y engañada, serán heridos por un descendiente del najash (el serpiente), pero la Buena Nueva (evangelio) es que nacerá una simiente de la mujer, que aplastará (dejará sin vida) al Satán (El Adversario), pero este pasaje no indica cuándo o cómo nacería esa simiente.

Cuando pasan aproximadamente 2000 años desde el evento de la mujer y el serpiente, Dios pone en libertad de Egipto a la nación (“mujer”) de la cual nacería “la simiente” y se hace el segundo anuncio del nacimiento de Yeshua a través de Moisés en Deut.18.15. Posteriormente en época de los profetas, cuando Roma esta extendiendo su territorio y llevando a esas tierras sus grandes fiestas, Dios vuelve a anunciar el nacimiento de “La Salvación”. El primero en hacer el anuncio fue el  profeta Isaías (יְשַׁעְיָה Hashem ha salvado) en Isaías 7.14, quien anuncia que el nacimiento de Yeshúa será milagroso y el profeta Miqueias  מִיכָיָה (Micah or Michaiah, Quien es como Dios) en Miq.5.2 da a conocer que el nacimiento tendrá lugar en Beit Lejem (casa de pan, casa de alimento). Pero ninguno de los dos da una fecha de nacimiento.

Después Isaías en Is.9.1-2 anuncia el propósito de su nacimiento, traer la luz no solo al remanente de Yehuda sino a la plenitud de los gentiles, y el mismo Isaías confirma que Yeshúa es el Padre Eterno en Is.9.6 nos dice que Él es גִּבּוֹר (Gibor, poderoso), es decir que ninguno de los gibborim que adoran en el mundo puede superarlo en poder y luego dice; es אֲבִי־עַ֖ד (Padre Eterno), con lo que confirma, que no hay padre e hijo sino que Yeshúa es el Padre, y continua diciendo; שַׂר־שָׁלֽוֹם (Príncipe de Paz), indicando que es quien trae el Shalom que el mundo no da. Después vemos en Is.19.20, el anuncio de que Él será la יָשַׁע (yasha, salvación, de donde sale su nombre Yehoshúa), enseñándonos que solo a través de Él llegaremos al Día Octavo.

Casi 800 años después de los profetas, dos emisarios, Mateo y Lucas hacen referencia al nacimiento del Gibor Poderoso, Padre Eterno y Príncipe de Paz en la tierra de Yehuda como estaba escrito. Tanto Mateo 1:18-2:15 como Luca en Lc. 2.1-7 relatan el nacimiento del Mesías, pero sin que se nos dé una fecha. Lo más que nos dejan ver es que no es el solsticio de invierno sino más bien en primavera o verano cuando hay más luz y todo cobra vida. 

Cuando Yeshua asciende a su Trono en la Eternidad, sus seguidores judios se vieron enfrentados no sólo entre sí, sino contra todas las tradiciones paganas de la Roma Imperial y para el siglo IV lo que empezó como un movimiento judeo-mesianico lo habían convertido en una religión. Poco a poco los gibborim fueron influyendo en la religión cristiana haciéndolos celebrar cultos y ritos que nada tenían que ver con Yeshúa. Empezaron a celebrar las mismas fiestas a dioses caídos, una de las primeras fue las epifanías que en griego significa “manifestación”, refiriéndose a las revelaciones o apariciones en donde chamanes, médicos brujos o adivinos interpretaban visiones más allá del plano terrenal. Para la Iglesia  cristiana de Oriente y Occidente, una epifanía es cuando Yeshúa toma presencia humana en la tierra a través del niño Yeshúa y es visitado por los “tres reyes magos” y esto lo celebraban el 6 de enero. Después de la separación de Iglesias,  la Iglesia de Roma a través del papa Julio I en el siglo IV le da la  solemnidad de Navidad al 25 de diciembre que se tiene hasta hoy.

Ni los evangelios que fueron escritos aproximadamente entre el año 80 y 90 del siglo I d. C, ni ninguna de las cartas de Shaul (Pablo), nos indican una fecha del nacimiento de Yeshúa, por lo que deberíamos entender que ni a nuestro Redentor ni a sus apóstoles les interesaba que recordáramos su nacimiento sino lo que significaba. Y fue el propio Yeshúa el que se esforzó en que recordáramos la fecha exacta de su sacrificio por nosotros como esta escrito en Luc. 22.19,  “Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí”. Es lo mismo que había dicho cuando sacó a los herederos de Yisrael de Egipto diciendo en Éxo.13.3 “Y Moisés dijo al pueblo: Acordaos de este día en que salisteis de Egipto, de la casa de esclavitud, pues el Señor os ha sacado de este lugar con mano poderosa. No comeréis en él nada leudado”.

Para Hashem no parece ser importante que recordemos el día que se hizo carne, sino que recordemos la fecha exacta en que nos puso en escapatoria del mundo con su sacrificio en la cruz y esta es la misma fecha cuando saco a los escogidos de Egipto. Esto fue al final del 14 de אָבִיב (aviv, primavera) e inicio del 15 de Aviv Pesaj, la noche que el destructor paso sobre las casas de los escogidos para hacer juicio sobre Egipto.  La fecha tiene un gran significado;  para los herederos de Yisrael que salieron de Egipto, se había cumplido el tiempo de la profecía hecha por Hashem a Abraham, Gn.15.16, para nosotros se había cumplido el tiempo para iniciar el regreso al גַּן (Gan, jardín cerrado) עֵדֶן (Edén, deleite), como lo estableció Yeshúa en Mc.1.15 “y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en las buenas nuevas”. 

Cuando Yeshúa hace este anuncio han pasado cuatro milenios desde que el hombre fue divorciado del Gan Edén, de la Eternidad, la única forma que tenía de regresar, es que el Árbol de la Vida saliera a buscarlo. Hashem sabe que la humanidad es débil y fácil de seducir con las vanidades del mundo, por eso establece fechas exactas para las santas convocaciones, como esta escrito en Lev.23.

A los dioses caídos y a los gibborim enemigos de Dios les importa mucho que los escogidos se confundan y no se aparten del Egipto espiritual lleno de cultos, ritos, vanidad y dioses. Usan el mismo ambiente de regalos, banquetes, adornos, borracheras y luces que hacían que los antiguos romanos pensaran que las celebraciones del solsticio son el mejor tiempo de sus vidas. 

Hoy muchas congregaciones con o sin conocimiento, realizan reuniones, intercambio de regalos, banquetes y fiestas que inician con una cena el 24 de diciembre y concluye el 25 de diciembre con el nacimiento del “niño Dios”, el dios Sol invicto, Mitra.  Sin notar que están celebrando las fiestas de solsticio que celebraban los babilonios, celtas, etruscos, cananeos, egipcios, griegos y romanos.  En muchas iglesias y casas se cantan villancicos y se adorna un árbol de navidad con la estrella, se hacen imágenes de un nacimiento y de reyes magos y confundidos no se dan cuenta que están rindiendo culto a los nefilim.

A muchos llamados les han hecho olvidar las fechas que con exactitud estableció Hashem y han abrazado las fechas que los nefilim y los gibborim les han establecido en este mundo, para que se cumpla lo dicho en Mt.22.14 “Porque muchos son llamados, pero pocos son escogidos”.

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