Navidad Parte III, El Cristianismo

 

Cuando Yeshúa llegó a este mundo, el judaísmo estaba conformado por;  los fariseos, los saduceos, los esenios, los zelotes y los escribas.  Después que Yeshua ascendió a su trono,  surgió el “Camino” (Hech.24.14), como un movimiento pequeño de seguidores del Mesías, una comunidad (Kehila) judía mesiánica con centro en Jerusalén, pero que siguen los mandamientos de la Torah y continúan asistiendo al templo. No existía ninguna diferencia entre los judíos en general y los judíos que pertenecían al Camino.

En los primeros años después de la crucifixión, fuera de Jerusalén no se había oído hablar de los del Camino y la muerte de Yeshúa en la cruz, no era más que la muerte de otro nacionalista judio rebelde a manos de los romanos. En Jerusalén la comunidad mesiánica de los primeros apóstoles se mantiene apegada a la Torah como cualquier judío, pero predicando a Yeshúa como el Mesías cosa que no era del agrado del judaísmo, pues ellos esperaba a un Mesías que los liberara del poder del imperialismo romano. Esto produjo una persecución de los judíos ortodoxos contra la Kehila mesiánica.

Unos 40 años después el movimiento mesiánico crecía lentamente en números de judíos que aceptaban a Yeshúa como el Mesías.  Fue entonces que un hombre que perseguía a la comunidad judía mesiánica es llamado por Yeshúa a difundir el movimiento mesiánico dentro de los gentiles en el mundo romano. Así Shaul (Pablo) de Tarso es convertido en una especie de Moshe de los gentiles, lo que trajo como consecuencia el llamado “problema de los gentiles”,  porque Shaul se lanzó a su obra sin el consentimiento de los líderes de la comunidad en Jerusalén, que se mantenía pegados al judaísmo tradicional como se ve en Hech.3.1. 


El “problema de los gentiles”, es decir que los gentiles podían recibir el Ruaj Hakodesh y ser salvos, se soluciono con un concilio en Jerusalén en el que se concluyó con la resolución de Hechos 15.19-21, lo cual revela también que el movimiento de seguidores de Yeshúa guardaba el Shabat y estaba formado tanto por judíos, como por gentiles seguidores de la Torah y el Testimonio de Yeshúa. En otras palabras, no había cristianismo.


En la medida que Shaul se expande más lejos de Jerusalén, más gentiles que propios judíos, se adhieren al movimiento mesiánico, pero como vemos en sus cartas era muy difícil apartarse de las celebraciones a los dioses caídos por lo que siempre les advirtió sobre esas celebraciones.  Un ejemplo es la carta a los creyentes romanos, en la que en Rom.1.18-32 les habla sobre lo que se daba en esas fiestas.

Al final de la vida de los Apóstoles, las comunidades mesiánicas estaban formadas por sinagogas donde se reunían tres grupos; los gentiles que eran muchos, los judíos y prosélitos. Los judíos a pesar de no ser mayoría. son los que más saben de Torah y usan eso como ventaja para imponer sus legalismos, y surge el tema de la circuncisión y de si Yeshúa es o no el Mesías. Para los judíos el Mesías debía ser un nacionalista que liberara al pueblo del imperio romano, para los gentiles el Mesías era un príncipe de paz que le ofrecía lo que no tenían, la Salvación. Esto dividió a los judíos de los seguidores mesiánicos de Yeshúa.

Los judíos continuaron esperando un mesías que luchara contra el imperio y provocaron las guerras judeo-romanas que terminaron con la destrucción del templo y la dispersión de los judíos. En el Siglo II el judaísmo estaba esparcido y el movimiento que empezó llamándose  “El Camino” había crecido mucho representando para el imperio un movimiento monoteísta lo cual era algo abominable a la sociedad romana quienes los veían como ateos frente a los muchos dioses romanos.  Los romanos empezaron a llamarlos cristianos porque adoraban de un dios llamado Cristo, que había muerto de la peor forma y eran irrespetuosos con las fiestas de los dioses romanos, además tenían sus propias celebraciones, que eran iguales a las judías, por lo que los persiguieron para exterminarlos.  Pero después de 5 siglos de imperio el poder romano se debilitó y se dividió en dos gobiernos, el de Occidente con sede en Roma y el de Oriente con sede en Constantinopla (Estambul).  

En el siglo IV d.C, mientras el imperio dividido se debilita la religión cristiana crecía y se fortalecía por lo que el emperador Constantino busca el apoyo de la Ekklesia Cristiana, que era como se le llamo a la iglesia cristiana. Astutamente el emperador detiene la persecución y da libertad de culto a los cristianos. Los Padres Apostólicos, que eran los estudiantes de los apóstoles de Yeshúa logran influencia en el gobierno del imperio y sucede “un milagro” Constantino ve en el cielo, superpuesto al sol, un trofeo en forma de cruz, construido a base de luz y al que estaba unido una inscripción que rezaba “con este vence”.  A partir de esto Constantino hizo que la Ekklesia Cristiana adquiera poder en el imperio y la religión de muchos dioses del imperio pasó a ser la religión de un solo dios, el dios de los cristianos superpuesto sobre el dios sol.

Los padres apostólicos aceptan los pedidos del imperio para alejarse de la Torah, restando la importancia de Pesaj y creando su propia Pascua, eliminando el Shabat y escogiendo el domingo como el día del Señor (sol). Igual que el imperio, la Ekklesia Cristiana se divide en Occidente (Roma) y Oriente (Constantinopla). La Ekklesia de Roma reclama ser la preeminencia de la religión cristiana y establecen leyes contra todo cristiano que no haga lo que ellos dictan.

La Ekklesia de Roma establece a su Obispo como Pontífice, título usado por los emperadores y que significa “el que construye puente entre los dioses y los hombres”. Se establecen cultos y ritos a imágenes y aprovechando la añoranza de los romanos por el poder y orgullo imperial se establece el sistema de papado como el de un emperador revestido de espiritualidad por el dios sol y construyen su sede sobre una de las siete colinas de Roma, el monte Vaticano sitio de los antiguos sacerdotes etruscos.

En el siglo IV se completó la unión del papado con el gobierno imperial, se producían constantes revueltas entre paganos y romanos recién convertidos al cristianismo. Uno de los puntos de mayor conflicto era la celebración de las fiestas a los dioses, por lo que Constantino el Grande con el apoyo del papa Julio I decidió hacer coincidir las fiestas para pacificar las confrontaciones, y cristianizar las fiestas del solsticio que pasaron a ser la fiesta de los difuntos, la preparación de las fiestas de navidad y el nacimiento del niño dios.

Los romanos continuaron con sus banquetes, intercambio de regalos, adorno de árboles, borracheras y orgías aunque ahora eran más discretas lo mismo que los sacrificios y expandieron las celebraciones a todo el mundo romano con el apoyo de la nueva religión.

Las fiestas de solsticio europeo, llegaron hasta nosotros a través del cristianismo con el descubrimiento de América y hoy astutamente los nefilim y sus gibborim continúan siendo exaltados por un pueblo que perece por falta de conocimiento. 

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