¿Fue Yeshúa al Infierno?


La interpretación de 1 Pedro 3:19, donde se menciona que Yeshúa "fue y predicó a los espíritus encarcelados", ha generado considerable confusión entre los creyentes. Este pasaje ha llevado a la creencia de que Yehoshúa descendió al infierno después de su muerte para predicar allí a los condenados. Para clarificar esta cuestión, es fundamental examinar dos preguntas clave:

  1. ¿Descendió Yeshúa realmente al infierno?
  2. ¿Pueden los "espíritus" en el infierno alcanzar la salvación a través de esta predicación?

Origen de la Creencia Popular

Gran parte de la noción de que Yeshúa visitó el infierno proviene del Credo de los Apóstoles, un documento no bíblico que la Iglesia Católica desarrolló aproximadamente 300 años después de la ascensión de  Yeshúa y que dice que Él "descendió a los infiernos". Esta idea fue ampliamente difundida, en parte, por traducciones como la Vulgata Latina (siglo IV, encargada por el Papa Dámaso I), que tradujo la palabra hebrea שְׁאוֹל (Sheol - tumba/sepulcro) como inferno.

Un ejemplo claro se encuentra en el Salmo 16:10 de la Vulgata:

Quoniam non derelinques animam meam in inferno, nec dabis sanctum tuum videre corruptionem.

Traducido al español como:

"Porque no dejarás mi alma en el infierno, ni permitirás que tu santo vea corrupción."

Esta traducción temprana contribuyó a la confusión de "Sheol" (el lugar de los muertos) con un lugar de tormento consciente y eterno.


Contexto y Significado de 1 Pedro 3:19

Para comprender lo que Pedro realmente quiso transmitir, es crucial analizar el contexto de su epístola:

  • Destinatarios y Propósito: Pedro escribe a creyentes dispersos en Asia Menor (regiones como Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia), simbolizando un mensaje para creyentes de diversas procedencias en el mundo. La carta, escrita décadas después de la ascensión de Yeshúa, busca fortalecer la esperanza de la salvación, exhortarlos a la santidad y a la buena convivencia.
  • Enseñanza Central: En los capítulos 2 y 3, Pedro motiva a los creyentes a crecer espiritualmente (educarse), a resistir las pasiones carnales y a imitar a Yeshúa, quien sufrió por hacer justicia (Su Palabra). Pedro enfatiza que Yeshúa no se amedrentó ante las amenazas, y hasta fue muerto en la carne,  pero "vivificado en "pneúma" (espíritu).  En "espíritu" (pneúma), quiere decir, en  un cuerpo incorruptible

El pasaje en cuestión, 1 Pedro 3:19-20, aparece en esta línea de argumentación. La confusión surge de la interpretación común que sugiere que Yeshúa, una vez muerto, descendió al infierno para predicar. Sin embargo, un examen cuidadoso del contexto y la terminología bíblica sugiere otra lectura.

El texto 1 Pedro 3.18-20, dice:

"Porque también Mashiaj sufrió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espírituen el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua.

Observaciones críticas:

  1. No se menciona el infierno: El texto no especifica que Yeshúa predicara en el infierno.
  2. Identidad de los "espíritus": Si fueran espíritus de condenados, su salvación no sería posible; si fueran ángeles caídos (demonios), el concepto de predicarles es ajeno a las Escrituras.
  3. El tiempo de Noé: La referencia a la desobediencia en los días de Noé es crucial para entender que Pedro está hablando de gente desobediente del tiempo de Noé, no de espíritus.

El desarrollo de la carta sugiere que Pedro está hablando de cómo Yeshúa padeció pacientemente por predicar justicia (Su Palabra), y luego hace una clara referencia a la paciencia de Dios a través de Noé, quien también fue un "predicador de justicia" (2 Pedro 2:5). Tanto Yeshúa como Noé, predicaron a personas.


Reinterpretación Basada en el Texto Original

La frase "espíritus encarcelados" que en griego es: pneúma phylakē,  se malinterpreta en el texto. Si bien "pneúmapuede significar espíritu, aliento, mente o ánimo (y se relaciona con el hebreo nefesh para "ser viviente"), y "phylakē"se refiere a cárcel, el contexto sugiere una interpretación figurada. Pedro no esta hablando de entidades espirituales literalmente aprisionadas, sino de personas cuyas mentes o entendimiento estaban cautivos por la desobediencia.

Así, una lectura más coherente de 1 Pedro 3:18-20 sería:

"Porque también Mashiaj sufrió por los pecados una sola vez, el justo (Yeshúa) por los injustos (la humanidad), para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en un cuerpo incorruptible; (en es mismo ánimo, aunque sufriera o muriera) Noé también fue y predicó a las mentes cautivas de su tiempo, quienes en (aquel) tiempo fueron desobedientes cuando la paciencia de Dios esperaba (por su arrepentimiento) en los días de Noé, durante la construcción del arca, en la cual unos pocos, es decir, ocho personas, fueron salvadas por medio del agua."

Esta interpretación indica que el mismo ánimo con el predicó y predica hoy Mashiaj por medio de Su Palabra, es el animo con el que predico Noe y la misma paciencia que tuvo en tiempos de Noe es la misma que tiene ahora. 

En el contexto de 1 Pedro 3:18-20, Pedro enfatiza que los somos del Pueblo de Dios debemos adoptar la misma firmeza y convicción de Yeshúa y Noé. Nuestro propósito es proclamar la verdad a quienes tienen la mente esclavizada por las corrientes de este mundo, recordando que la paciencia de Dios es finita.


Conclusión

En respuesta a las preguntas iniciales:

  1. ¿Descendió Yeshúa al infierno? No, la evidencia bíblica no apoya la creencia de que Yehoshúa descendiera al infierno para predicar. 
  2. ¿Pueden los "espíritus" en el infierno salvarse si se les predica? No, porque no existen "espíritus" de humanos muertos o de demonios que se puedan arrepentir y porque el infierno es un dogma católico. Lo que dice la Biblia al respecto es que una vez que la vida terrenal termina, no hay una segunda oportunidad de arrepentimiento. 

El mensaje de Pedro trasciende de los creyentes dispersos en su tiempo en el Asia Menor a los creyentes dispersos hoy en el mundo. Y es que se eduquen en la Palabra de Dios para que puedan exhibir el mismo ánimo que tuvo Yeshúa y Noé, para proclamar la Verdad a aquellos que tienen sus mentes cautivas por los afanes de este mundo. 

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