Las parábolas que Yeshúa uso en su tiempo, eran un recurso educacional y debieron ser bien entendidas por quienes lo escuchaban, porque Él usaba relatos de cosas simples y comunes con las que todo hebreo estaba familiarizado, pero cuando las escuchamos en nuestro tiempo, fuera del contexto hebreo, podemos recibir una información distorsionada.
Por eso vamos a hacernos la pregunta.
¿Qué enseña la parábola de los talentos?
Escudriñemos
Cada parábola de Yeshúa tiene un inicio, un relato central y un final que expresa lo que se quiere enseñar.
Los inicios típicos de las parábolas eran: "El Reino de los Cielos es como" o "El Reino de los Cielos se puede comparar con". El relato central podría ser: el matrimonio, el vivir dentro de la torah, los malos maestros, el fin de este mundo, los fieles y los infieles, etc. Y el final expresaba lo que debía aprenderse de acuerdo al tema central.
Para entender esta parábola debemos ver el contexto con el que Yeshúa se refiere a ella y es que el Señor, después de haber denunciado a los fariseos públicamente en los predios del templo (Mt.23.1), salió junto con sus talmidim (discípulos) para regresar a Beit-Anyah (Betania), y en su camino estaba el Monte de los Olivos donde hizo una parada.
Desde que salieron del templo Yeshúa expresó su tristeza por lo que pasaría después que Él ascendiera a su Origen (Mt.23.37), pero sus talmidim se enfocaron en lo grandioso del templo (Mt.24.1), Yeshúa entonces les da a entender la vanidad de lo creado por los hombres (Mt.24.2), esto debió dejar confundidos y preocupados a los apóstoles, porque cuando llegaron al Monte de los Olivos se acercaron en forma privada para preguntarle: ¿cuándo sucederán estas cosas? ¿Y cuál será la señal de que tú vienes, y de que el 'olam hazeh (este mundo) está terminando?" (Mt.25.3).
Esto lo aprovechó Yeshúa para iniciar una serie de enseñanzas sobre el fin de este mundo y de su regreso (Mt.24.4-31). Les enseña sobre este tema usando cuatro parábolas: La higuera que reverdece (Mt.24.32), los siervos fieles e infieles (Mt.24.45), las 10 vírgenes (Mt.25.1) y la parábola de los talentos (Mt.25.14).
Para comprender mejor lo que quiere enseñar Yeshúa con los talentos debemos saber que es un “talento”. Un talento en la Biblia es una medida de peso asociado con el peso del oro o la plata. Se cree que un talento en el tiempo de Yeshúa podrían ser entre 50 y 75 libras de oro o plata, lo cual representa una riqueza.
La palabra hebrea כִּכָּר kikár, que significa talentos se menciona por primera vez cuando Hashem pide al pueblo una ofrenda voluntaria para la construcción del santuario (Ex.Cap.25) y aparece cuando ordenó que la Menorah y los utensilios que van dentro del santuario se hicieran de un talento de oro puro (Ex.25.39).
Para entenderlo mejor 1 denario era el salario estándar por 1 día de trabajo. Un talento equivalía aproximadamente a 6,000 denarios. 2 talentos unos 12,000 denarios y 5 talentos unos 30,000 denarios. Por lo tanto, a todos los siervos se les entregó una riqueza para que la administrarán y este es el relato o punto central de la parábola, la administración de una riqueza.
La parábola de los talentos, tiene el típico inicio: “Porque el reino de los cielos es como un hombre”, Yeshúa está haciendo una comparación del reino de los cielos con cosas que los hebreos entienden, en este caso el reino de los cielos es comparado a un hombre muy rico que se va de viaje, pero antes de hacerlo llama a sus siervos, hombres que él conoce porque están en su hacienda trabajando para él y obviamente los siervos deben conocer a su amo y saben cuál es el objetivo de la hacienda que él ha levantado y de la cual ellos viven.
El dueño de la hacienda conociendo las fortalezas y debilidades de sus siervos, les asigna una cantidad de riquezas, riqueza que no es de los siervos, sino del amo y aunque él no les da instrucciones directas de que hacer con la riqueza, ellos conocen a su amo, y saben que deberían imitarlo y ser capaces según sus fortalezas y debilidades de administrar esa riqueza. Entonces, después de asignar la riqueza a los 3 sirvientes, se va y nadie sabe cuándo va a regresar.
Un factor clave en esta parábola es que los 3 sirvientes no saben cuándo va a regresar, pero están seguros que regresará y vendrá con expectativas de saber qué hicieron con la riqueza que les dejó.
El que recibió más (5 talentos) va inmediatamente a invertir esa riqueza y la duplica, al que se le dio la siguiente mayor cantidad (2 talentos) de alguna manera no especificada también la duplicó. Pero el tercer siervo tomó el talento o la riqueza que el amo le dio, fue y cavó en la tierra y escondió la riqueza de su amo (Mt.25.18).
Es posible que cada siervo según sus capacidades y el conocimiento que tienen de su amo creen estar actuando bien, porque ninguno le robó. Sin embargo, al regresar el dueño de la hacienda después de mucho tiempo (Mt.25.19), quiso saber qué habían hecho los siervos con su riqueza, como habían administrado lo que se les entregó.
El que había recibido cinco talentos se acercó trayendo otros cinco y dijo: "Señor, tú me diste cinco talentos (unos 30,000 denarios); aquí tienes otros cinco que he ganado (60,000 denarios en total). El amo se llenó de alegría, felicitó al sirviente y le dijo que debido a que había sido un mayordomo tan fiel con "una pequeña cantidad", lo pondría a cargo de una gran cantidad (riqueza).
Es interesante que la parábola Yeshúa diga que 5 talentos era una cantidad pequeña, porque en ese tiempo, para los apóstoles que están escuchándolo, no sería algo pequeño, pero lo que parece enseñar es que el amo es tan inmensamente rico, que 30,000 denarios, era algo pequeño comparado con toda su riqueza, pero lo importante es que este siervo exhibió fidelidad, por lo cual le promete que en él futuro será puesto a cargo de una gran riqueza y le dice: ¡Ven y únete a la felicidad de tu amo!'.
A continuación, el siervo que había recibido 2 talentos para que lo administre, fue llevado ante su señor y le presentó los dos talentos (12,000 denarios) recibidos más dos talentos adicionales (en total 24,000 denarios). Este siervo también exhibió fidelidad, por lo cual el amo le dio exactamente la misma recompensa que al de los 5 talentos, la promesa de que en el futuro lo pondrá a cargo de una gran riqueza y le dijo: ¡Ven y únete a la felicidad de tu amo!'.
Es importante notar la expresión de felicidad del amo, porque sin que él les tuviera que decir que hacer con la riqueza, estos dos siervos parecen conocer fielmente al amo, para saber que le hace feliz. Otro detalle importante es que, para el amo no era importante ni la cantidad que produjeran, ni la habilidad de los dos siervos, sino su fidelidad al conocimiento que tienen de él.
Entonces le tocó el turno al que recibió 1 talento, pero este no inició mostrando lo que recibió sino expresando lo siguiente:
“Sabía que eras un hombre duro. Cosechas donde no plantaste y recoges donde no sembraste semilla. Por eso tuve miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo”.
El siervo recibió un talento (6,000 denarios) y entregó los mismos 6,000 denarios. Hay que notar que este siervo a diferencia de los otros, lo que exhibió fue una falta de conocimiento del amo, dijo que lo conocía como un hombre duro y que cosecha sin haber sembrado. Por ese poco conocimiento de su amo, y tal vez por la duda de su regreso, él tuvo miedo de perder la riqueza y la escondió.
Cuando el amo vio lo que exhibía este siervo, no lo llamó fiel ni lo hizo parte de la promesa que recibieron los otros, sino que le dijo:
¡Siervo malvado y perezoso! ¿Sabías que yo cosecho donde no he plantado y que recojo donde no sembré semilla? Debías entonces haber puesto mi dinero en el banco.
El amo no está diciendo, que él es un hombre duro y que se aprovecha de las cosechas de otros, sino que busca, que el siervo piense. Si realmente este siervo le conocía como duro y aprovechador, lo cual le infundía miedo, ¿por qué no puso la riqueza en manos de banqueros? así al menos el amo habría recuperado su dinero más lo intereses.
El amo lo llamó malvado porque no puso la riqueza en un banco, sino que la enterró, tal vez con la esperanza que el amo no regrese y también lo tildó de perezoso, porque no se tomó el tiempo para conocer verdaderamente a su amo, sino que se inventó una mentira acerca de él. El miedo no era sobre el amo, sino el de perder la riqueza si la ponía en manos de otro.
Entonces por esa falta de conocimiento, inventar una mentira y miedo a perder la riqueza terrenal (enterrada), el amo ordenó que le quitaran la riqueza y se la dieran al más fiel, porque el que exhibe fidelidad tiene la promesa de modo que tendrá más que suficiente cuando se una al gozo del amo, pero al que no tiene nada, es decir, la promesa de vida eterna, aun lo que tiene, refiriéndose a la riqueza y vida terrenal, le sera quitada y no entrará al gozo del amo, sino que será echado en las tinieblas de afuera.
Los apóstoles que eran quienes escuchaban la enseñanza, debieron entender que Yeshúa era el hombre rico, que se iría por un tiempo, pero regresaría al fin de los tiempos y que ellos se quedarían con sus enseñanzas y la torah como la riqueza, que según sus capacidades multiplicarían, exhibiendo buena mayordomía y fidelidad a Él, por lo cual alcanzaran la promesa de recibir algo más grande, el cuerpo incorruptible y se unirán a Él en el gozo del reino de los cielos.
En cambio, los siervos que reciban la “riqueza”, pero se conviertan en malvados, y perezosos, serán juzgados y lo que ellos consideraron riqueza y vida, les será quitada, aun si han muerto, serán levantados en un cuerpo corruptible para ser echados en la oscuridad junto con gente a los cuales se hicieron semejantes (Mt.25.30).
Conclusión
Para entender la parábola tenemos que notar que Yeshúa está enseñando sobre el fin de este mundo y su regreso. Él no está enseñando a cualquier creyente, ni a una multitud, Él está enseñando en privado a sus apóstoles, quienes serán los líderes de las congregaciones que se levantarán después que se vaya al Cielo.
¿Qué enseña la parábola de los talentos?
En esta parábola Yehoshúa HaMashiaj está enseñando sobre el fin de los tiempos, es decir el tiempo que estamos viviendo y que empezó después que Él ascendió al Cielo.
La enseñanza es que desde el tiempo de los apóstoles cuando se fundaron las primeras congregaciones y hasta que regrese Mashiaj, habrá servidores que buscarán administrar fielmente su riqueza (Rom.11.33), pero otros se convertirán en malvados y perezosos.
Es una exhortación a los sirvientes a retener la promesa de vida eterna hasta que "duerma" o venga Mashiaj, porque todo el que tiene (la promesa), más se le dará (en las Bodas del Cordero), y tendrá en abundancia; pero al que no tiene (la promesa), aun lo que tiene (riquezas y vida terrenal) se le quitará, porque se hizo a sí mismo un siervo inútil (malvado y perezoso), por tanto, será echado en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.
Shalom
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