Recordemos que los hebreos estuvieron más de 200 años en Egipto y hasta que apareció un faraón que no conocía a Yoseph, los hebreos estuvieron multiplicándose hasta llegar a una cuarta generación de los hijos de Ya’akov y estos nacidos en Egipto prosperaron en gran manera. Tanto fue su prosperidad que la mayoría de ellos, quizás exceptuando a los ancianos, se olvidaron de lo dicho por sus padres y hasta se olvidaron del Dios de sus padres, llegando a comportarse como egipcios, adoraban dioses, Jos.24.14, Ez.20.7-8 y hasta olvidaron la marca del “Pacto”, Jos.5.2. Se puede pensar que los herederos del Pacto hecho por Dios a Abraham, se habían asimilado al mundo egipcio, como una enfermedad se propaga en un cuerpo hasta dañarlo.
En Éx.15.22-26 solo han pasado tres días desde que salieron del Mar de Suf (יָ֣מָּה סּ֑וּף mar del fin) y entran hacia el desierto de Shur (שׁוּר muro, contemplar, límite) y allí con el mar atrás y el desierto en frente, murmuran y la respuesta final de Dios a toda aquella escena es “Porque yo, el Señor soy tu Sanador”
¿Qué significa que el Señor sea nuestro sanador?
Antes de desarrollar el tema es importante que comprendamos que hay una diferencia entre curar y sanar. Curar tiene que ver con la restauración de algo que esta deteriorado, desordenado, dañado o enfermo. Por otro lado sanar es un proceso que va más allá de la curación, es el desarrollo de acciones que llevan a algo o alguien a retornar a su estado anterior, que tenía antes de que necesitara una cura. Veamos un ejemplo; una persona que sufre un accidente, puede ser curado, puede que vuelva a recuperar (curar) sus facultades físicas, pero puede que no se recupere del trauma psicológico que representa lo que le ha pasado, entonces podemos decir que esta curado, pero no ha logrado una sanación, es decir no ha podido retornar al diseño original que tenía antes de ese accidente.
Todos sabemos que el diseño original del primer Adán, es el de un ser que estaba en armonía con Dios y sin pecado, comiendo de su conocimiento, viviendo en un Gan Edén con un cuerpo incorruptible, el cual no se enfermaba, ni envejecia ni moría, pero todos sabemos que el Adán rompió el primer mandamiento que le fue dado cuando fue puesto en el Gan Eden, “pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, morir morirás” Gn.2.17.
Producto del rompimiento de un mandamiento (una instrucción, Torah) la humanidad empezó a enfermar, envejecer y morir, perdimos nuestro diseño original. Pero Dios en su infinito amor por su creación escogió de dentro de Babilonia, un “caldeo”, llamado Abram, para a partir de él iniciar un proceso de retorno al diseño original.
Abram tuvo que ser transformado a Abraham en un proceso de 100 años, para ser digno de recibir un Pacto y una Promesa que pasaría a su heredero Yitzjak y de este a Ya’akov de quien heredaron los que salieron de Egipto y los que somos puestos en escapatoria del mundo hoy.
Pero sabemos que Abraham y todos los grandes hombres de la biblia, enfermaron, envejecieron y murieron, porque la única forma de que seamos sanados es volviendo al Gan Eden y comer del Árbol de la Vida, pero como fue dado un mandamiento de que el Adán no entre al Gan Edén Gn.3.24 sólo quedaría una forma de ser sanados, que el Árbol de la Vida salga desde el Gan Eden y venga a nosotros para que podamos comer de él y esto fue lo que ocurrió, con Abraham, con los herederos de Israel en Egipto y con nosotros hoy.
La venida de Yeshúa (el Árbol de la Vida) a este mundo fue para curarnos y sanarnos de manera que pudiéramos volver a nuestro diseño original. Yeshúa nos muestra que el mundo esta afectado por dos tipos de enfermedades: las físicas y las mentales, como nos enseña Mr.1.32.
Yeshúa nos muestra que él es el Sanador del que que habla Éx.15.26, cuando vuelve a su estado original a un ciego de nacimiento Jn.9, a un endemoniado Mr.5, a una anciana en una sinagoga Luc.13.10-12, a Lazaro, Jn.11, a una jovencita, Mr.5.41, y a un joven, Luc.7.11-17.
También nos mostró los tipos de enfermos que cura; están por ejemplo, los que han sido puestos en escapatoria y quieren ser limpiados, como se ve en Mr.1.40 “Y he aquí, se le acercó un leproso y se postró ante Él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.” Este tipo de enfermos son conscientes de que Yeshúa cura las enfermedades, si él quiere, no si el enfermo quiere.
Están también los que están tan enfermos, que no pueden valerse por sí solos, pero la fidelidad de Hashem no se aparta de ellos y mueve a otros a que los ayuden para ser curados, Mr.2.1-5.
Otro tipo de enfermos son los que estando en escapatoria, todavía no están claros en el proceso en que están, estos podría ser semejantes a la mezcla de gentiles que salieron de Egipto junto con los herederos de Yisrael. Este tipo de enfermos buscan acercarse para ser curados como se ve en Mr.7.27-29, Mt.8.5-13. Estos son conscientes de que Yeshúa cura a todo aquel que no se aparta de su fidelidad aun no siendo judio.
La biblia también muestra un tipo de enfermo, que clama a Dios para sanar y poder hacer cosas que no ha podido hacer en este mundo, como el caso del rey Ezequías 2 Reyes 20.1-7. Estos claman en base a su proceder en la relación con Dios y Hashem puede responder favorablemente, pero el resultado de los “días extras”, puede que afecte a otros.
Otro tipo de enfermo que muestra la biblia es el enfermo que lleva años con su enfermedad y que ha depositado su confianza solo en la medicina, como la mujer de flujo de sangre hasta que finalmente reconoce el Poder de Dios para curar, Lucas 8.43-48.
Finalmente encontramos al enfermo que lleva años esperanzado que su curación venga de los dioses ajenos, este es el caso del paralítico de Betesda, este personaje se ha pasado 38 años enfermo y esperanzado que un baño en una piscina del dios Esculapio lo sanaría. Pero vemos en Jn.5.6 “Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición, le dijo: ¿Quieres ser sano?. Note la respuesta “El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras yo llego, otro baja antes que yo”. Este es un tipo de enfermo que lleva años buscando su cura a través de todo tipo de hechiceros sin ningún resultado, es un judio y otra vez por la fidelidad de Hashem para con aquellos que por gracia quiere salvar, cura a este hombre que siendo de los suyos no lo conoce y esta buscando de otros dioses.
Si el enfermo de Betesda hubiese escuchado o mejor aún conocido a Yeshúa su respuesta inmediata hubiera sido “si quiero ser sanado”, pero no le conoce. Por esa razón Yeshúa se le presenta nuevamente ya curado y nos deja ver a todos, que estar curado no significa estar sanado, la sanación dependerá de lo que el hombre haga a partir de su curación. “Después de esto Yeshúa lo halló en el templo y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor”. Para Yeshúa este hombre esta sanado, si él quiere.
La Palabra también nos deja ver dos tipos de personas: los que siguen la Verdad, Yeshúa y los que siguen al mundo. Unos serán curados y sanados y otros simplemente caminan en este mundo pero ya están muertos.
“Otro de los discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. pero Yeshúa le dijo: Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos” Mt.8.21.
Conclusión
Cuando Hashem le dice en Éx.15.26 a los herederos de Yisrael que han salido de Egipto, que él es su Sanador, se lo esta diciendo después que murmuraron por las aguas amargas y después que les dice “si escuchan sus mandamientos, y guardan todos sus estatutos” entonces él será su Sanador. Esto es una promesa condicionada.
A partir de la “caída del primer Adan” somos un cuerpo corruptible, envejeciendo desde que estamos en el vientre hasta que volvemos a ser polvo de la tierra. Somos un ser que necesita no una curación sino una sanidad, un retorno a nuestro diseño original y eso es lo que esta diciendo Hashem a los herederos del Pacto. Él les esta diciendo; los saque para sanarlos para llevarlos al diseño original con el cual entrarán nuevamente al Gan Edén si quieren, es decir si escuchan y hacen.
Éx.15.26, es la voz del Árbol de la Vida que le habla a los herederos sacados de Egipto como nosotros sacados de este mundo. Él ha venido a buscar lo que se había perdido, pero igual que los hebreos frente a Marah, tenemos escuchar su voz y no solo escucharla, sino hacer lo que el Árbol de la Vida esta diciendo, de otra manera se cumplirá lo que escrito esta:
A la hora de escuchar han estado escuchando y no han entendido a la hora de ver han visto y no han conocido, el corazón de este pueblo se ha engrosado sus oídos se han hecho pesados y sus ojos se han enceguecido a menos que vean con sus ojos y escuchen con sus oídos y su corazón entienda y regresen, no habrá sanidad para ellos. Isaías 6.9-10, Mt.13.14-15.
Todos en este mundo seremos afectados por las enfermedades como lo fue Abraham y también David y eventualmente como ellos moriremos, si Dios quiere en buena vejez. Pero deberíamos leer lo que le dijo David a Salomón antes de morir en 1Rey.2.1-3.
También Yeshúa nos dijo: “en el mundo tendréis aflicción”, así será con todo aquel que esta en escapatoria en este mundo y solo el vivir un estilo de vida en base a la Torah ayudará a vencer esas aflicciones y a curar esas enfermedades, pero la Sanación no es de este mundo, la Sanación es después de este mundo, en la Tierra de Leche y Miel, como esta escrito:
“Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudad. Y a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones". Rev.22.1-2.
Shalom
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