La Creación en el Sexto Día

 

Después que han transcurrido cinco días bíblicos en los que Hashem ha ordenado y organizado el universo y la tierra. Al comenzar el sexto día, se entra en la fase final de la creación. Dios autoriza una nueva manifestación de vida, esta vez sobre la tierra seca. La creación está por completarse.

Vida sobre la tierra

En Génesis 1:24, Elohim ordena a la tierra que produzca seres vivientes. Leemos:

“Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así.”

En hebreo, este pasaje dice:

“Y dijo Elohim, produzca la eretz (tierra) los nefesh jayah (seres vivientes) para su especie: behemah y remes y jayto de la eretz.

La palabra "produzca" se tradujo del verbo hebreo "yatsá", que se refiere a sacar fuera o  producir, indica que la tierra produjo tres grandes tipos de seres vivientes:

  1. Behemah: cuadrúpedos o animales grandes que viven en manadas.
  2. Remes: reptiles, incluyendo aquellos sin patas o con patas muy cortas.
  3. Jayto (de "Jay"): seres vivos que surgieron de la tierra, y dado que ya se han mencionado los cuadrúpedos y reptiles, se interpreta que se refiere a bípedos, es decir, los que caminan sobre dos patas en la tierra, porque hay bípedos como las aves que no solo caminan, sino que también vuelan.

Reproducción de las especies

En Génesis 1:25, se establece que cada una de esos tres géneros de seres vivientes debe reproducirse según su género:

“E hizo Dios las bestias de la tierra (bípedos) según su género, y el ganado (behemah) según su género, y todo lo que se arrastra (remes) sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno.”

Los Jayot, o bípedos de la tierra, originaron múltiples géneros de seres vivos que caminan sobre dos patas, como aves, ciertos mamíferos y seres similares a los humanos: Australopitecos, Cromañones, Neandertales, Homo neanderthalensis, Homo Habilis, Homo Erectus Denisovanos, entre otros.

De los behemah se derivaron los géneros de animales cuadrúpedos, y de los remes, los géneros de reptiles: desde lombrices y gusanos hasta serpientes y cocodrilos.

El surgimiento del Adam: un nuevo género

Hasta este punto, aún no ha sido creado un ser humano semejante a Elohim. Pero ahora que la vida prospera tanto en las aguas como en la tierra seca, Génesis 1:26 nos revela:

“Y dijo Dios: Hagamos al hombre (ha Adam) a nuestra imagen (tzelem), conforme a nuestra semejanza (demút); y ejerza dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo, el ganado, toda la tierra y todo reptil que se arrastra sobre ella”

Aquí, el verbo hebreo usado para "hagamos" es "asah", que implica una transformación más que una creación desde cero. Elohim está separando un género del grupo de los bípedos (Jay), y lo transforma en una nueva clase de ser: el Adam, el ser humano. 

A este nuevo género se le dota de dos características especiales:

  • Tzelem: comúnmente traducido como "imagen", pero también significa "resplandor" o "sombra de Dios". Indica la capacidad de razonar y hacer el bien como Elohim. 
  • Demút: semejanza, en el sentido de una futura corporalidad similar a la de Elohim.

Este nuevo género fue creado con el propósito de gobernar la creación con sabiduría y justicia, reflejando el carácter divino.

Creación equitativa de varón y hembra

En Génesis 1:27 leemos:

“Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.”

En hebreo:

“Y organizó (bara') Elohim a ese Adam (género humano) con su imagen (tzelem); con tzelem de Elohim lo organizó (bara'), macho y hembra los organizó (bara')

Ambos, tanto el macho como la hembra del género humano, fueron transformados y organizados de manera equitativa. Cada uno recibió lo necesario para cumplir su propósito sin sobresalir ni quedar por debajo del otro.

La bendición y el mandato

En Génesis 1:28:

“Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos, multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.”

En hebreo, el texto implica:

“Y los injertó (en Él) Elohim y les dijo: Den fruto, sean abundantes, llenen la tierra, sometan y ejerzan dominio…”

Para que los “Adam”, logren el propósito que Elohim les ha ordenado deben dar fruto y los frutos deben ser abundantes y deben llenar la tierra de "Adam", humanos que abunden en buenos frutos. con estas características ejercerán dominio sobre los demás bípedos, cuadrúpedos y reptiles. La autoridad otorgada al género “Adam” no es sobre la naturaleza como tal, sino sobre los otros seres vivientes.

El alimento asignado

Génesis 1:29:

“He aquí que os he dado toda planta que da semilla… esto os servirá de alimento.”

El alimento del género humano debía ser vegetal.

Génesis 1:30 continúa con el alimento asignado a los demás seres:

“A toda bestia, ave y reptil… les he dado toda planta verde por alimento.”

Es decir, en esta fase de la creación, ni los humanos ("ha Adam") ni los animales tenían como alimento a otros seres vivientes

Cierre del sexto día

Génesis 1:31:

“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana: el sexto día.”

Dios contempla su obra: la vida organizada que ha surgido del polvo de la tierra. Todo es “bueno en gran manera”.


Conclusión

Durante el sexto día, Elohim autorizó a la tierra a producir tres grandes tipos de seres: bípedos, cuadrúpedos y reptiles. A partir de ellos se diversificaron muchos géneros. Entre los bípedos, Elohim seleccionó uno y lo separó para transformarlo y organizarlo, en lo que sería el género humano, el Adam.

Sin embargo, sabemos que el género Adam no cumplió completamente con su propósito inicial. Esto no significa que los planes de Elohim fueron arruinados por HaSatan. Al contrario, Génesis 1:26 se entiende como una promesa futura: “Haremos al genero humano (Adam) a nuestra imagen y semejanza”.

Aunque la creación de los "seis días" ha terminado, realmente el proceso aún no está completo. El género humano escogido por Elohim sigue en proceso de transformación, para organizarse con la mente de Dios y realizar obras que reflejen su carácter. Así, cuando Elohim regrese para establecer su Reino Milenial, se cumplirá plenamente la promesa: que el “Adam” —varón y hembra— sea a imagen y semejanza de Él, tanto en mente como en cuerpo. Entonces, transformado y organizado por completo, el género humano gobernará en el Milenio como verdaderos representantes de Elohim sobre la creación.


 

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