Muchos creyentes han aceptado, como un hecho bíblico, que cuando una persona muere, si es una buena persona, va directo al cielo.
La pregunta es: ¿Cuándo un creyente muere va a la presencia del Señor?
Escudriñemos
Casi todas las denominaciones cristianas enseñan que cuando un creyente muere va a la presencia de Dios, pero si el que muere es un pecador, entonces irá de inmediato al infierno.
Este es un tema que se origina en Gen.11.4 cuando después del diluvio la humanidad quiso entrar al cielo construyendo una torre. Este deseo de la humanidad postdiluviana de entrar al cielo, se esparció junto con las naciones desde Babilonia hasta la Grecia antigua.
Los griegos fueron quienes más aportaron a esta doctrina, con su filosofía y su mitología enseñaron que los humanos cuando mueren van al “Hades”, un lugar de transición para los muertos, desde donde si eran buenos iban a los Campos Elíseos (semejanza del cielo) y si eran malos, iban al Tártaro (semejanza del infierno).
Más tarde, la iglesia católica tomó esta enseñanza y le dio el sentido de cielo e infierno y después esta se esparció con las iglesias protestantes. Para más información, véase el escrito: ¿Fue Lázaro al Cielo y el Rico al Infierno?
Vamos a escudriñar este tema, con base en la Biblia. Vayamos al libro de Génesis donde por primera vez, la Biblia habla de la muerte. Esto es cuando Hashem, le dice a los humanos que si comían, es decir, adquirían conocimiento del árbol de mal, “morir morirán” (Gen.2.17).
Más adelante vemos que Dios le dice a Caín; "¡La voz de la sangre de tu hermano me grita desde la tierra!" (Gen.4.10). Lo que dice este verso no es que la Sangre de Abel, o él mismo, este gritando desde la tumba, sino que con este pecado, Caín quedó sujeto a un juicio delante de Dios, y la prueba para su condena es el cuerpo muerto de su hermano enterrado en la tierra.
La evidencia bíblica muestra que Abel no fue a la presencia de Dios, como tampoco fueron los profetas que asesinaron los descendientes de Caín, que investidos como escribas y fariseos, construyeron y adornaron las tumbas de esos justos. Ellos también morirán, pero su juicio ya esta establecido desde el asesinato de Abel (Mt.23.31-36).
Esto se entiende mejor en el libro de Job, cuando este, hablando de la brevedad de la vida, dice que la vida del hombre, es corta y llena de turbaciones, que como una flor brota y poco tiempo después se marchita (envejece) y muere, no permanece, pero Dios abre sus ojos y lo trae a juicio (Job.14.1-3)
El capítulo 14 de Job también dice que cuando el hombre muere, no se levanta; hasta que los cielos ya no existan, es decir, hasta el tiempo del fin, y no se despertará ni se levantarán de su sueño hasta entonces (Job.14.12)
Muchos versículos bíblicos evidencian con claridad una comparación de la muerte con el sueño, porque cuando uno está dormido no se produce ningún pensamiento consciente. Así también las personas que están muertas están completamente inconscientes, no tienen noción del tiempo, no tienen ningún sentimiento de sí mismos o de su entorno.
Otra razón bíblica por la cual la muerte es semejante al sueño es porque, en la Biblia, la muerte es temporal. Así como cuando alguien normalmente se duerme, en algún momento se despierta, así en La Biblia, se enseña que cuando alguien muere, es como si la persona “duerme el sueño de la muerte;” (Salmos 13:3) y ese sueño durará un período de tiempo, pero el que duerme va a despertar en el futuro. La Biblia llama a ese despertar, la resurrección de los muertos.
Esto es lo que señala el libro de Daniel en Dn.12.2, hablando sobre el tiempo del fin, cuando dice que muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertaran, unos para vida eterna, y otros para vergüenza, y para confusión por un tiempo que solo Dios conoce.
También vemos que Yeshúa mismo considera que la muerte es como el sueño, y así es como describió la muerte de El’azar en Jn.11.11,
Yeshúa dijo estas cosas, y después dijo a los talmidim: “Nuestro amigo El'azar se ha ido a dormir; pero voy a despertarlo.
Este pasaje es revelador porque por un lado muestra que; es Yehoshúa quien despertará a los que “duermen” y por otro deja ver que, El’azar, desperto con el mismo cuerpo corruptible que tenía, con esto se muestra que El’azar no estaba en el cielo, sino sepultado, mientras su cuerpo se descomponia, sin que él pudiera hacer nada al respecto.
Tanto en El'azar como todos los que despertarón o resucitaron por Yehoshúa, o por su poder a través de los profetas no fueron al cielo y fueron despertados en sus cuerpos corruptibles, por tanto, volvieron a morir, porque el cumplimiento de la promesa de despertar a todos es para la segunda venida de Yeshúa.
La analogía bíblica entre el sueño normal y el sueño de la muerte muestra una semejanza, porque en ambos hay un despertar, y la diferencia es que en el sueño normal, se despierta con el mismo cuerpo, pero en el despertar de la muerte, se despierta con otro cuerpo.
Esto es porque el cuerpo que se tiene, al morir, se vuelve polvo, como enseña Shaul que había ocurrido con el cuerpo del rey David que durmio, es decir, murió fue sepultado en la tierra con sus padres y su cuerpo se deterioró hasta hacerse polvo (Hech.13.36).
Yeshúa no solo mostró que la muerte es como un sueño del cual Él despertará a todos, sino que también Él lo reveló con su propio “dormir” y "despertar", como enseña 1Cor.15.20
Más ahora Mashiaj ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que han sido dormidos.
Los creyentes no deberían entristecerse como si no tuvieran esperanza de la resurrección, porque si creemos (exhibimos fidelidad), que Yeshúa murió (durmió) y resucitó (despertó), siendo primicia, es decir, el primero en tener un cuerpo incorruptible así también, los que durmieron exhibiendo su Fidelidad, Él mismo los despertará con un cuerpo incorruptible (1Tes.4.13-14).
Pero además hay un misterio que revelo el Shaliaj (enviado) Shaul (Pablo), que no todos los que exhiben la fidelidad de Yeshúa estarán muertos (durmiendo) cuando Él venga, sino que habrá unos, que estarán despiertos, es decir, vivos y en ese momento sus cuerpos corruptibles serán transformados en cuerpo incorruptible. Y dice “todos, los despertados y los que estaban vivos, serán “cambiados a otro cuerpo”, (1Cor.15.51).
Y esto es confirmado cuando dice viviremos juntamente con Él, ya sea que estemos despiertos o dormidos y por eso debemos animarnos unos a otros en la esperanza de la venida de Yeshúa HaMashiaj (1Tes.5.10-11)
Pero tenemos que estar claros en que; de los que duermen, unos serán llamados para vida y otros para juicio (Jn.5.28-29)
La enseñanza de que los creyentes difuntos van a la presencia de Dios es tomada de versos sin contextos, uno de estos versículos es Luc. 23.43, que según habíamos entendido, habla de un ladrón que se arrepiente y Yeshúa lo lleva con Él al paraíso ese mismo día de la muerte de ambos, pero eso no es lo que dice el verso, veamos:
Y dijo a él, amén a ti te estoy diciendo hoy, conmigo estarás en el paraíso.
Lamentablemente, este verso ha sido traducido, haciendo ver que Yeshúa dice: "te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso", se ve como se elimino o no pusieron la "coma" después de la palabra "hoy". Pero todos sabemos que Yeshúa no fue al cielo ese día de su muerte, sino 40 días después (Hech.1.3).
Lo que está enseñando Yeshúa en Luc.23.42, es que Él eligió soberanamente, a este arrepentido ladrón, que incluso acepto que su muerte era un castigo justo por sus crimenes. Pero la elección de Mashiaj no era para llevarselo ese día a su presencia, sino para que recibiera también, la Promesa de la resurrección, cuando Él regrese.
Otros pasajes mal enseñados son Ef.4.8-9, a través de los cuales se enseña que estos versos hablan de Yeshúa llevando al cielo un ejército de difuntos creyentes que Él mismo fue a sacar de la cautividad. Pero lo que está haciendo Shaul es una explicación según sus palabras del Salmo 68.18.
Shaul usa este pasaje en Ef.4.8 para enseñar a la congregación de Éfeso que Yeshúa con su muerte y resurrección llevó cautivo el poder de Satanás, sus huestes y de la muerte. Esto quiere decir, que los creyentes no deben sentirse prisioneros del pecado, pues Yeshúa cargo con las rebeliones de los que guardan para hacer sus mandamientos y tampoco deben temer o entristecerse por "la muerte natural", porque esa ya no tiene poder para muerte eterna, sino que es una ganancia (Fil.1.21).
A continuación, en Ef.4.9, Shaul, aprovechando que ha dicho que Yeshúa destruyo el poder de Satanás y de la muerte, hace razonar a los creyentes de Éfeso preguntándoles; ¿Qué significa que Yeshúa ascendió?, e inmediatamente les contesta él mismo “ascendió porque Él había descendido a las partes más bajas de la tierra”.
Esto fue tomado para enseñar que Yeshúa fue al Sheol a buscar las almas de los difuntos cautivos y llevarlos al cielo, pero en realidad, Shaul está enseñando el proceso como se disminuyo Dios en forma de hombre y fue plantado, en el vientre de una mujer, usando un modismo hebreo, que expresa que la parte más baja de la tierra, es el vientre materno, como se puede comprobar en el Salmo 139 en su porción 139.15, que para mejor comprensión debe leerse desde verso 13.
Todo esto es una mala enseñanza; Yeshúa no fue a predicar al inframundo, ni a liberar almas cautivas. Para una mayor comprensión de este tema sobre Yeshúa predicando en el infierno, véase los escritos:¿Llevo Yeshúa cautiva una cautividad? y ¿Fue Yeshúa al Infierno?.
Un verso que también es muy usado para sostener que los creyentes cuando mueren van al cielo es Ecl.12.7. Pero se tiene que comprender que este capítulo 12 de Eclesiastés está enseñando, en forma de metáfora, el envejecimiento y la muerte del ser humano, así que cuando llega al verso 12.7, la metáfora dice:
el polvo vuelve a la tierra, como era, y el espíritu vuelve a Dios, quien lo dio
En hebreo este pasaje dice:
Y haya de volver el polvo sobre la tierra como era, mientras que el (ruaj) hálito habrá de volver a Elohim, quien lo había dado
Este pasaje es la culminación de la metáfora del envejecimiento y muerte de los humanos y habla de que; siendo la humanidad polvo, volverá al polvo, pero el “ruaj”, que han traducido como espíritu, no es del hombre, es de Elohim quien lo da, por tanto, si es de Dios, volverá a Él.
Esto quiere decir, que el humano no tiene un espíritu, que después de la muerte, “vaga solo”, sino que se está refiriendo al aliento de vida, que le da Dios a todos los seres vivientes, por eso dice “... y un mismo aliento de vida tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia, porque todo se corroe” (Ecl.3.19-20).
En definitiva, nadie, hasta ahora, ha ido a la presencia de Dios y esto lo confirmó el mismo Yehoshúa HaMashiaj en Jn.3.13
Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre
Conclusión
Respondiendo la pregunta:
¿Cuándo un creyente muere va a la presencia del Señor?
La respuesta es no. No hay ningún pasaje que diga que vamos al cielo cuando muramos.
Todos vamos a morir y después al juicio (Heb.9.27), pero la buena noticia es que la muerte, en la Biblia, es como un sueño del cual Yeshúa vendrá a despertar a sus elegidos. Y esta es una promesa inmutable, es La esperanza es una vida eterna.
Y otra buena noticia, es que los que han sido llamados por nombre y han perseverado en la Fidelidad, no serán condenados en un juicio, sino que estarán participando en una “fiesta” con los patriarcas del Israel Celestial, como está escrito en Mt.8.11
Y os digo que muchos desde partes orientales y partes occidentales vendrán y serán reclinados (sentados a la mesa) con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos
Shalom
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